Quantcast
Channel: Animal de isla
Viewing all 100 articles
Browse latest View live

Tres pájaros, y unas cosas que me enseñaron

$
0
0

3 pájaros, y unas cosas que me enseñaron

Recientemente me han pasado varias cosas con pájaros. Cada historia ha tenido un significado diferente para mí, cada una me ha enseñado algo o me ha hecho recordar algo que ya sabía mostrándomelo desde una nueva perspectiva.

Es curioso, me ha dado la sensación de que las tres historias están muy conectadas con esto de "ojos que no ven, corazón que no siente" y, por extensión, con la manera en la que percibimos nuestras responsabilidades o nuestras acciones frente a todas las cosas que pasan a nuestro alrededor... las que vemos y las que no vemos, las que nos tocan y las que no, las que invocan a nuestra empatía y las que nos "permiten" hacer la mirada al lado y seguir de largo. Una historia ya pasó, la otra todavía no ha pasado del todo, y la otra todavía no la proceso. Sin embargo quiero compartir contigo las cosas que he pensado a partir del encuentro casual con estos tres pájaros, porque pienso que también pueden llevarte a alguna conclusión importante. Si es así, me gustaría que la compartas conmigo al final, en los comentarios. Aquí voy: Cuando podemos hacer algo, y fracasamos Hace un mes más o menos fui a dar una clase en una de las universidades en que trabajo y, cuando iba a entrar al salón, noté que había una tórtola parada en el borde de un ventanal, uno de esos que son muy grandes pero que no abren por ningún lado y que siempre se convierten en trampas para las aves y los insectos. Es difícil describir las características del edificio pero era casi imposible atrapar a la tórtola, el ventanal quedaba demasiado lejos del alcance de cualquier persona, y si la tórtola venía hacia un punto en el que era fácil agarrarla, se asustaba con facilidad y volvía al punto de aquí-nadie-me-alcanza. Pedí ayuda y estuve un rato tratando de alcanzarla pero fue imposible. La sensación que tuve fue la misma que he tenido en tantas otras ocasiones: profunda impotencia y ganas de poder decirle en su propio lenguaje que lo único que quiero es ayudarla, que no tema, que no le voy a hacer daño y que por favor se acerque. Traté de decírselo con los ojos, con la posición de mi cuerpo... pero la tórtola sólo me miraba con esos ojitos redondos y negros y con cara de confusión mientras trataba una y otra vez de volar a través del vidrio. Entré a clase porque no supe qué más hacer. Después de un rato vi que pasó volando hacia una cúpula de vidrio que está en el centro del edificio, en la que tampoco iba a encontrar una salida. Ahora sí que estaba 100% fuera de mi alcance. La miré cada vez que salía del salón, hasta que empezó a oscurecer y vi cómo se acomodaba para dormir, resignada, seguramente esperando poder encontrar una salida a la mañana siguiente. No tengo idea de si pudo salir o no. Sólo sé que una semana después, cuando volví a dar clase, ya no estaba... o salió por algún lado o murió intentándolo. Pero yo no lo vi. Nunca lo voy a saber. Cuando podemos hacer algo... y lo logramos Hace un par de semanas salí con mi chico a dar una vuelta en bici; queríamos pasear y tomarnos una cerveza. Justo antes de llegar al lugar de las cervezas vi en la calle a un animalito con movimientos raros; me acerqué y vi que era un pichón de tórtola que estaba tratando de volar y no era capaz… estaba solo en medio de la calle, y ya estaba oscureciendo, y a mí se me rompió el corazón. Paré y traté de acercarme para agarrarlo mientras le hacía señas a una moto que venía por la vía para que por favor no le pasara por encima. El polluelo estaba aterrorizado: cada vez que me le acercaba movía las alas desesperadamente tratando de alzar vuelo, pero todavía no le daban las fuerzas ni las plumas. Hasta que finalmente lo pude agarrar. Pedí una caja en una casa que estaba cerca y metí el pichón ahí sin tener idea de qué iba a hacer con él. R (mi chico) se hizo cargo de las bicicletas y nos vinimos caminando a casa; yo venía entre satisfecha por sentir que estaba ayudando al polluelo y súper nerviosa por no saber si de verdad lo estaba ayudando o si estaba metiendo la pata monumentalmente. Para hacer el cuento más corto: resultó que uno de los vigilantes de mi edificio vive con una tórtola que él rescató (y que nunca se quiso ir a pesar de que vive con todas las ventanas abiertas), así que fuimos a preguntarle si tenía alguna recomendación que nos sirviera para ayudar al polluelo. Carlos —el vigilante— se ofreció a cuidarlo, teniendo precaución de no "socializarlo" demasiado para que cuando crezca vuele libre. Se lo llevó para su casa y lo ha alimentado con amor y dedicación, hasta hizo un video en el que se ve cómo le daba comida con la mano (porque estaba muy chiquitín y todavía necesitaba que su mamá le ayudara) y después hizo otro en el que se le ve, ya más grande, picoteando un plato lleno de arroz y maíz picado mientras mueve las alitas entusiasmado. De esta historia me conmueven tanto el polluelo como Carlos. Me parece muy bonito encontrar esos gestos de bondad, paciencia y desinterés, sobre todo cuando están dirigidos a animales a los que mucha gente rechaza (o simplemente ignora) por no ser de una de las "afortunadas" especies que consideramos beneficiarias de nuestro respeto y nuestros mimos. El pichón... o bueno, la tórtola —que ya creció y ya sabe volar y comer sola— sigue bajo el cuidado de Carlos y planeamos liberarla hacia el final de esta semana. No sé cómo va a salir todo, pero sé que me siento feliz de haber parado para ayudar a ese polluelo asustado y de ver que existen personas como Carlos, que están dispuestas a salir de la zona de confort para ayudar a un animal que no va a poder retribuirle con "nada más" que con irse volando libre... que realmente no es poco. Cuando no hay nada que podamos hacer Ayer estuve dando un taller de tipografía en la mañana. Estuvo entretenido y pasé un buen rato. Cuando salí para tomar un bus de vuelta a mi casa, miré para un lado antes de cruzar la calle y vi a un pájaro pasar volando con movimientos como juguetones, me pareció lindo y me quedé mirando; se fue en una dirección, y luego en otra, y después en otra que lo acercó a la calle... y en un instante lo vi desaparecer debajo de la rueda de un carro. Desaparecer, literalmente. No puedo ni siquiera explicar bien la imagen que vi (y que se me va a quedar grabada en la cabeza no sé hasta cuándo)... un animalito ágil, veloz, en lo que entendí como una manifestación plena de disfrute de la vida, quedó convertido en una mancha en el pavimento en cuestión de un segundo por una máquina gigante que él seguramente nunca hubiera llegado a comprender. No pude hacer más que ponerme a llorar... no había nada que pudiera hacer, sin importar cuánto quisiera ayudarlo nada lo iba a devolver a la vida. Quedé con una sensación horrible que todavía no se me quita; me vine a mi casa a recostarme un rato y a esperar... que al final el único remedio que hay contra la tristeza es el paso del tiempo. Sigo viendo la imagen en mi cabeza una y otra vez y se me sigue rompiendo el corazón cada vez que la veo. Ni siquiera supe qué pájaro era. Ojos que no ven... Como te conté al principio, cada uno de estos pájaros me dejó pensando en algo diferente. La tórtola que se quedó encerrada en el edificio me dejó pensando en lo "incómodo" que es ver ciertas cosas, y en la ceguera voluntaria que desarrollamos los humanos para poder mantenernos dentro de nuestra zona de confort. Si no hubiera tenido clase ese día posiblemente ni siquiera me hubiera enterado de que una tórtola se había quedado encerrada en el edificio... pero tuve clase, la vi, y me hizo querer ayudarla... y no poder ayudarla me hizo sentir impotencia y frustración. Y eso es incómodo, y duele. Por eso es que los humanos nos esforzamos tanto por hacer la mirada al lado, porque "ojos que no ven, corazón que no siente"... y hemos desarrollado una increíble capacidad para tener ojos que sí ven, pero que deciden no mirar.

...aquí no sirve un "la naturaleza es así", porque ESA no es la naturaleza

El pichón de tórtola que encontré en medio de la calle me hizo pensar en cómo cambia una vida si alguien decide no hacer la mirada a un lado. Cuando lo vi pensé en la tórtola que no pude ayudar y —aunque estaba nerviosa porque no sabía qué hacer— me sentí afortunada por haberme encontrado con ese animalito indefenso y estar en una situación en la que sí que podía hacer algo por él. Si no lo hubiera agarrado seguramente le hubiera pasado un carro por encima en cuestión de un par de minutos... y no, aquí no sirve un "la naturaleza es así", porque ESA no es la naturaleza. Nosotros creamos un ambiente artificial en el que los animales tratan de sobrevivir como pueden, pero ellos no están "equipados" para enfrentarse a muchas de las cosas que nosotros inventamos (y que por cierto en muchos casos nos hacen daño también a nosotros). Me hizo pensar también que en el mundo hay mucha gente bonita, como Carlos, o como los chicos de Cascote, un perro macanudo que días antes habían compartido un texto que fue el impulso que necesité ese día para atreverme a agarrar al pichón (de hecho todo el tiempo venía pensando en ellos en el camino, confiando en que me ayudarían con recomendaciones... y lo hicieron, sólo que Carlos se les adelantó). Y por último, el pájaro que desapareció debajo de la rueda del carro me hizo pensar en el dolor, en lo irreversible de la muerte y en las cosas que se salen de nuestras manos. No sé si era joven o viejo, si era macho o hembra o si tenía un nido con polluelos. No sé nada, sólo sé que un segundo estaba vivo y al siguiente ya no, y que tuve que ver todo, y que eso me va a seguir doliendo por mucho tiempo más. Casi siento que fue mi culpa por estar mirándolo cuando volaba; como que me gustaría pensar que si no lo hubiera visto eso no hubiera pasado... pero así no son las cosas. El mundo — y sus problemas— no desaparece porque lo dejemos de mirar. A los tres pájaros me los encontré por pura casualidad, si hubiera llegado unos minutos más tarde lo más seguro es que ya no hubieran estado ahí, y ninguna de estas historias habría pasado. Digamos que la vida me los puso en el camino... hubiera querido ayudarlos a los tres, pero hay cosas que se salen de nuestras manos. Me queda un poco la tranquilidad de haber podido ayudar al pichón que estaba en la calle y la satisfacción de saber que lo vi y me quedé con él, a pesar de que pude haber seguido de largo. Seguir de largo en esas situaciones, para mí, ya no es una opción. Ojos que no ven, corazón que no siente... y para mí vale la pena sentir, así que vale la pena ver. Prefiero mil millones de veces enfrentar dolor, frustración e incomodidad y poder hacer algo, que ser una más de las que hace la mirada al lado. Ya hay demasiada gente con ceguera voluntaria y yo quiero hacer todo lo posible por evitar que se me contagie. Por cierto... cuando le conté a mi mamá lo del pájaro de ayer, me hizo acordar de una tórtola que ayudamos a salir de un supermercado el 31 de diciembre pasado. Nos dijeron que llevaba ahí encerrada varios días (con la ventaja de que podía sobrevivir picando lo que caía en el suelo), y nosotras nos pusimos a la tarea de atraparla... hasta que lo logramos. La tórtola salió y yo sentí paz. Me alegró mucho haberla visto y haber podido hacer algo por ella, fue una buena manera de terminar el año. ¿Te has encontrado en situaciones similares en algún momento? ¿Qué piensas de nuestra manía de hacer la mirada a un lado? ¿Cuándo crees que caemos más fácilmente en la ceguera voluntaria? Me gustaría mucho conocer tu punto de vista... como siempre, te espero en los comentarios :-)

¡Hicimos una revista!

$
0
0

Eco Eco Magazine

Y cuando digo "hicimos" es porque no la hice yo sola... la hice junto a un equipo de chicas geniales con las que comparto el amor por el planeta, las ganas de aprender, y el interés de contagiar a otras personas con la idea de llevar una vida más ligera, más amigable con nuestro entorno.

Después de varias semanas de planeación y otras cuántas más de intenso trabajo, nuestro "bebé digital" está al aire: Eco Eco Magazine, una revista digital y gratuita, que esperamos que se convierta en una guía para llevar una vida más sostenible y saludable. El equipo detrás de la revista está conformado por Ana, de Organicus, Sandra, de Viajeros Reverdes y Green Sandra, Rut & Nahir de Esturirafi, y yo. En esta primera edición tuvimos colaboraciones de Plantea, SlowFunKids y Qué Rico Todo, así que tienes de todo para leer: cosmética natural, viajes amables con el planeta, moda sostenible, cocina deliciosa, huerto urbano, juguetes slow, rincones verdes para visitar en distintas ciudades, libros recomendados... y después vendrán muchas cosas más :-) Yo estoy muy contenta con el resultado, y sobre todo muy feliz por tener una evidencia más de que cada vez somos más las personas que queremos cuidar el planeta, y que juntos es mejor. Eco Eco Magazine es de esas cosas que me gustan, del tipo 1+1=3 Eco Eco Magazine Ahí arriba puedes hacer click para visitar la revista. Te invito a que la leas y a que me cuentes qué te pareció. Todo esto es constante aprendizaje y seguro habrá cosas por mejorar, así que, como siempre, ¡te espero en los comentarios!

¿Te queda chico el Lunes sin carne? Cinco ideas para ir un pasito más allá

$
0
0

1.-Te-queda-chico-el-lunes-sin-carne

A estas alturas no es ningún secreto la estrecha relación que existe entre el consumo de productos de origen animal y la degradación de la salud del planeta (y la nuestra). Sin embargo, estos productos están tan profundamente arraigados en nuestras costumbres y hábitos cotidianos que pensar en eliminarlos —o incluso en reducirlos— parece una locura para muchas personas.

Pero la verdad, la pura verdad, es que no sólo NO es imposible, sino que puede ser más entretenido y gratificante de lo que te imaginas. Para mí, por ejemplo, dejar de consumir productos de origen animal fue una oportunidad para re-descubrir el mundo de la cocina: yo podía morir de pereza de cocinar, pero el desafío de hacer cosas nuevas y ricas despertó una curiosidad culinaria que no sabía que tenía, y me ha llevado a experimentar con ingredientes que ni siquiera conocía y con preparaciones que nunca se me habían pasado por la cabeza (por ejemplo, brownies de frijol negro... no te dejes engañar por la rareza del ingrediente principal, ¡son una delicia!). Si en este momento te estás preguntando por qué deberías plantearte el eliminar —o reducir drásticamente— los productos de origen animal en tu dieta, te propongo este repaso: puedes ver Cowspiracy (tarea obligada para cualquiera que afirme estar interesado en temas de sostenibilidad, y además ya está disponible en Netflix), puedes leer algunos datos puntuales que compartí en esta publicación sobre el impacto de la ganadería en el medio ambiente, y si estás preparada/o para quitarte una enorme venda de los ojos, puedes ver Earthlings. Por último, y para que veas que no todo es como lo pintan, puedes revisar esta publicación que hice hace tiempo con algunos mitos y verdades sobre la alimentación vegana. Y sí: el lunes sin carne es una iniciativa muy interesante, pero tenemos mucha evidencia que nos muestra que no es suficiente, y que si realmente queremos tener una existencia más amigable con otros humanos, con los animales y con el planeta (es más, podría decirse que si queremos tener la posibilidad de existir como especie en el futuro), tenemos que ir tomando pasos que nos lleven un poco más allá.

...que algo se haya hecho siempre de una manera no significa que haya que seguir haciéndolo así

¿Eso quiere decir que tienes que hacerte vegana/o de un día para otro? No. ¿Quiere decir que eres una persona horrible porque consumes productos de origen animal? Tampoco. Quiere decir que si eres una persona sensible —como estoy segura de que eres— vale la pena que te hagas varias preguntas y que te plantees la idea de salir un poco de la zona de confort que nos dan las costumbres y la tradición, porque, como dicen por ahí: no se aprende absolutamente nada dentro de la zona de confort. Y por otro lado, que algo sea costumbre o tradición no significa que esté "bien", y que algo se haya hecho siempre de una manera no significa que haya que seguir haciéndolo así... se supone que somos una especie inteligente que es capaz de adaptarse a las necesidades de su entorno (esa capacidad fue la que nos trajo hasta aquí en primer lugar), ya va siendo hora de que le hagamos justicia a esa afirmación y que empecemos a adaptarnos a las necesidades de ESTE entorno, aporreado, tal como lo tenemos ahora. Pero bueno, no más cháchara... me voy directo a 5 propuestas con las que te invito a que des un paso más allá y dejes los "zapatos" del Lunes sin carne en el pasado, que ya nos están quedando chicos. Estos no son pasos, no tienen un orden en particular ni un nivel de dificultad determinado (eso depende de cada uno) y por supuesto no pretendo decirte qué debes hacer antes y qué debes hacer después; simplemente son ideas para empezar a experimentar y hacer una transición a una alimentación más amigable con el mundo. Ya me dirás qué tal te parecen :-) lunes a viernes sin carneEsta es una manera sencilla de empezar a cambiar tus hábitos alimenticios y a explorar todo lo que la cocina sin carne tiene para ofrecer. Sé que es difícil imaginarse una vida sin comer carne cuando uno la ha comido casi todos los días (yo estuve ahí, también me parecía imposible), pero este tipo de cambios graduales nos empieza a mostrar otra perspectiva... y lo más posible es que veas un impacto tan positivo en tu salud que te sientas motivada/o a llevarlo un poco más allá. Para ampliar la idea, aquí te dejo esta charla de 5 minutos, donde Graham Hill (fundador de Tree-Hugger) nos cuenta sobre su experiencia como "vegetariano de días laborales". veganiza tus comidas, una a una La carne no es la única "culpable"... el impacto viene también de las industrias de producción de huevos y lácteos, y de hecho hay tanta crueldad y maltrato en un vaso de leche o en un omelette como la hay en una chuleta. Pero ya sabemos cómo somos... la comida es un tema sensible y despierta pasiones, amores, temores y discusiones, y ser empáticos con animales a quienes toda nuestra vida nos han enseñado a ver como bienes de consumo es un proceso que puede tomar tiempo. Pero eso ésta puede ser una buena estrategia: elige una de las tres comidas principales del día y empieza a buscar opciones para "veganizarla". Enfocarte en un sólo "menú" puede hacer que el proceso sea menos agobiante, porque te concentras en buscar alternativas puntuales y defines un momento específico del día para la experimentación. Cuando domines una comida, ¡puedes pasar a veganizar la siguiente! batido y galletas veganas de chips de chocolate A la izquierda, batido poderoso para tomar a media mañana. A la derecha, experimentando con galletas veganas de chips de chocolate amargo. Aprovecha los restaurantes Si todavía te pone un poco nerviosa/o la idea de cocinar cosas veganas (que no tendría por qué, porque es muy fácil y muy rico... pero bueno, las cosas nuevas igual asustan), puedes aprovechar el hecho de que otras personas ya lo hacen a la perfección. Saca partido de los platos vegetarianos y veganos que ya ofrecen la mayoría de restaurantes o, mejor aún, busca restaurantes totalmente vegetarianos o veganos en tu ciudad, y empieza a probar todas las cosas ricas que ofrecen. Eso puede ser útil para empezar a explorar sabores, ingredientes, mezclas y preparaciones que después —cuando te sientas más confiada/o— puedes preparar en casa. Para facilitar el proceso, te recomiendo Happy Cow, una web que te ayuda a encontrar opciones vegetarianas y veganas en muchos lugares del mundo, con mapa, comentarios de otros usuarios y rango de precios; es genial, y también tienen app para el celular. Veganiza tus compras Cuando estamos en casa tenemos pleno control sobre lo que queremos y lo que no queremos comer, y no hay que lidiar con preguntas o situaciones difíciles en las que otras personas empiezan a cuestionar nuestras decisiones y procesos (que, no nos digamos mentiras, puede ser una de las partes más incómodas de ser vegano). Una buena manera de reducir los productos de origen animal en tu dieta es directamente eliminarlos de tu lista de compra, y limitar su consumo a las veces que comes fuera de casa. De hecho ese fue el primer paso que yo di para eliminar los lácteos: decidí que iba a dejar de comprarlos y que sólo los iba a consumir si salía a comer a algún lado. Más temprano que tarde eso me llevó a eliminarlos completamente... y de lo único que me arrepiento es de no haberlo hecho antes ;-) Experimenta con los clásicos Si bien un montón de preparaciones de platos y postres típicos de diferentes partes del mundo ya son vegetarianos o veganos (casi siempre sin que los comensales se den siquiera por enterados), también hay muchas que tienen productos de origen animal pero que pueden ser "veganizadas" con un poco de creatividad (y la creatividad nos gusta, ¿cierto que sí?). Haz una lista de comidas típicas de tu zona que te gusten mucho, o de tus platos favoritos, y analiza cuáles pueden ser preparadas reemplazando los productos de origen animal por opciones más sostenibles y más empáticas. Para mí esto fue esencial en el proceso de dejar los lácteos, fue como que me dije a mí misma: "me tengo que demostrar que es posible hacer postres ricos sin leche"... ¡y lo logré! Ahora hago un delicioso arroz con leche/sin leche, he hecho natilla navideña con leche de almendras y también heladitos de fruta —recordando los que casi siempre tenía mi abuela en el congelador— entre otro montón de cosas riquísimas que (la pura verdad) seguramente nunca hubiera preparado si no fuera por mi proceso de "veganización". helados de fruta y natilla vegana A la izquierda, heladitos de fruta y leche de almendras hechos en casa. A la derecha, natilla navideña veganizada... es una natilla de las que vienen en caja, común y corriente, pero preparada con leche de almendras. ¡Queda deliciosa! Como te decía al principio, para mí todo esto ha sido un camino de exploración, creatividad y —por supuesto— de reconciliación conmigo misma, con las cosas que siento y que pienso y con mi paso por el planeta. No fue de un día para otro, y no es necesario que lo asumas como una cuestión en blanco y negro. Este es un tema complejo que se puede mirar desde diferentes lentes. Para mí (y ya lo he dicho antes) sería ideal tener una varita mágica que hiciera que todos fuéramos veganos y viviéramos en paz con los animales, pero obviamente las cosas no son así; cada quien tiene procesos diferentes y es muy importante que tú misma/o encuentres uno que funcione para ti, pues de eso va a depender el que seas o no capaz de llevarlo adelante... más vale un "vegetariano de días laborales" que genera un nuevo hábito y de verdad cambia su manera de pensar, que un "vegano de un día" que prueba algo y lo abandona para siempre porque no se adaptó a sus necesidades. Ten presente que es importante enfocarse en el progreso y no en la "perfección", y no olvides que el primer paso no es el último, y tampoco debería ser el único. Aquí te dejo, de bonus track, un tablero de Pinterest lleno de recetas veganas, otro de postres y otro más de bebidas. ¿Qué te parecen mis propuestas? ¿Aplicas alguna? ¿Te animas a dar un pasito más allá? Si ya eres vegetariana/o o vegana/o, ¿cómo fue tu proceso? ¿qué "estrategias te dieron resultado? ¡Te espero en los comentarios!

Hoy, en animales bonitos: El numbat

$
0
0

Animales bonitos: El numbat

Me encantan los animales. Me gustan tanto que suelen ser los protagonistas de las fotos que saco en mis viajes (eso me llevó a construir un proyecto en torno a ellos, se llama Animales de paseo y está en proceso de re-construcción). Me gustan tanto que además decidí hacer que mis hábitos reflejaran lo que siento por ellos, porque me gustan los animales vivos, disfrutando su hábitat, mimando a sus bebés o jugando con sus amigos, y nada de eso pasa cuando los usamos para nuestro beneficio.

Yo no soy bióloga, ni zoóloga, ni tengo ninguna credencial para hablar sobre animales desde la mirada "experta"...

Pensándolo bien, es insólito que no haya hablado más de ellos aquí en el blog. Tengo una categoría especialmente dedicada a la gente bonita (porque creo que de verdad es importante recordar que en el mundo hay mucha gente así) y ningún espacio dedicado a hablar de los animales... pero eso se corrige ahora mismo. Esta es oficialmente la primera publicación de la categoría "Animales bonitos", en la que te presentaré a muchos vecinos terrícolas que tal vez no conoces todavía, y a muchos que sí conoces, pero tal vez no lo suficiente. Yo no soy bióloga, ni zoóloga, ni tengo ninguna credencial para hablar sobre animales desde la mirada "experta", pero los admiro, los respeto y los quiero (sí, los quiero, hasta a esos que no me gustan) y voy a hablar de ellos desde esa mirada, la mirada de —lo que me gusta considerar que soy— una buena amiga. ¿Y por qué voy a hablar de animales? Porque no se cuida lo que no se conoce (o por lo menos no se cuida tan bien), y creo que sólo descubriendo todas las maravillas que esconde este planeta podemos entender realmente la importancia de protegerlo. ¿Y cuáles son los animales "bonitos"? Todos. En esta sección hablaré tanto de gatitos peludos como de insectos que parecen sacados de películas de ciencia ficción. Para abrir esta categoría viene a acompañarnos el numbat. Pudo haber sido cualquier otro: uno más común o uno más raro, pero éste ha sido uno de mis (tantos) animales favoritos, y me pareció un buen representante para empezar. Es chiquito, es adorable y vive en una isla... y yo tengo una —sana— obsesión con las islas. La isla en la que vive no es pequeña, pero es muy particular; se llama Australia. Australia Antes de hablar del numbat, me parece importante explicar qué es lo que tiene de particular su país de origen. Australia es un país insular (que está constituido sólo por islas y no tiene territorio continental), con un territorio predominantemente desértico y semiárido, aunque también cuenta con bosques montañosos y selvas húmedas tropicales entre sus diversos hábitats. Es un pedazo de tierra antiguo y, puesto que ha estado separado del resto de los continentes durante tanto, tantísimo tiempo, Australia está lleno de especies endémicas; es decir, especies que existen allá y solamente allá. Según Wikipedia, alrededor del 85 % de las plantas con flor, el 84 % de los mamíferos, más del 45 % de las aves, y el 90 % de los peces de las zonas costeras templadas son endémicos; y claro, al ser especies únicas, muchas de ellas están amenazadas por las actividades humanas, la pérdida de hábitats y la introducción de especies invasoras. En ese grupo de especies amenazadas está nuestro protagonista de hoy: el numbat (Myrmecobius fasciatus). El numbat es un marsupial —así como los canguros y las zarigüeyas— así que después de un corto período de desarrollo en el útero, protege a sus bebés hasta que se han desarrollado completamente. Los numbats no tienen marsupio (la bolsa que caracteriza a casi todos los marsupiales) y las madres llevan a sus bebés adheridos a las mamas, y protegidos con su pelo y con la hinchazón que se genera en los muslos y el abdomen durante la lactancia. El adulto se alimenta casi exclusivamente de termitas y para este fin tiene un hocico puntiagudo, una lengua pegajosa y cilíndrica y un paladar óseo contra el que las aplasta antes de tragarlas. Numbat Mide entre 35 y 45 cm incluyendo la cola, que es casi tan larga como el cuerpo, y pesa entre 280 y 700 gr (aquí te puedes hacer una idea de lo chiquitín que es). A diferencia de la mayoría de marsupiales, el numbat es diurno, para adaptarse a su tipo de alimentación. Tiene la mayor agudeza visual entre los marsupiales (algo que probablemente es una adaptación a sus hábitos diurnos) y se cree que la visión es su principal herramienta para encontrar los montículos de termitas (aunque también se guía por el olfato) y para identificar posibles depredadores. Lengua y orejas del numbat Los numbats solían estar distribuidos por todo el suroeste de Australia, pero con la llegada de los europeos su población se redujo drásticamente, y ahora se encuentran solamente en pequeñas manchas de territorio; en los últimos años han sido re-introducidos con éxito en algunas reservas naturales, pero siguen estando en peligro de extinción y siguen siendo parte de la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La disminución de la población, como te conté antes, está relacionada con las actividades humanas, la pérdida de hábitats y, particularmente, por la introducción de zorros rojos por parte de los colonizadores europeos en el siglo XIX, y posteriormente por la introducción de perros y gatos domésticos. En 1970 la población estuvo por debajo de los 1000 ejemplares, pero ha aumentado un poco gracias a la re-introducción en áreas protegidas y al esfuerzo de iniciativas como Project Numbat. Distribución histórica numbat Para que la población aumente, se llevan a cabo un proyectos de reproducción en cautiverio y de liberación en reservas naturales; puedes ver un video de una persona dándole de comer a un numbat bebé aquí (advertencia: es casi insoportablemente lindo). Los numbats se reproducen en febrero y marzo, la gestación dura 15 días y normalmente tienen una sola camada; al nacer, los pequeños miden más o menos 2 cm, se arrastran hasta los pezones de la mamá y se quedan ahí hasta julio o agosto, cuando ya están midiendo unos 7.5 cm. Aquí puedes ver a una mamá numbat con sus cuatro bebés aferrados al pelo y las mamas (cuando se levanta en las patas traseras se ven unos bultitos peludos... esos son los bebés). Después del destete, las madres dejan a los pequeños en un nido mientras salen a comer, o los llevan consigo agarrados del lomo; las crías serán completamente independientes en noviembre. Las hembras alcanzan la madurez sexual al siguiente verano, y los machos un año después de eso. Aquí puedes ver un grupo de cuatro pequeños en la entrada de una madriguera, mientras esperan a que la mamá vuelva a casa después de haber ido a comer termitas ♥ ¿Por qué me gustan los numbats? Creo que la pregunta es: ¿a quién pueden NO gustarle? Me pone triste pensar en un futuro en el que estos animales no existan. Me aterra ese mapa que aparece arriba, con esos puntos diminutos haciendo contraste al área mucho más amplia que solían habitar. ¿Habrá esperanza para los numbats? ¿Para nosotros? Yo quiero creer que sí... aunque tantas veces la realidad parezca apuntar hacia el lado contrario. Y aquí viene algo importante: los numbats están lejos, en otro país (bueno, a menos que me estés leyendo desde Australia)... ¿qué puede hacer uno para proteger algo que está al otro lado del planeta? La respuesta es muy sencilla: uno puede cuidar ESTE lado del planeta, el que queda cerquita, el que está en el rango de acción. Con mucha frecuencia se nos olvida que "el otro lado del mundo" es todavía este mismo mundo, y que incluso una insignificante interferencia en el equilibrio de un entorno lejano tiene consecuencias incalculables en nuestro propio entorno. Para despedirnos del invitado de hoy, te dejo este video de un numbat paseando por el Scotia Wildlife Sanctuary. ¿Conocías al numbat? ¿qué es lo que más te gusta del Animal Bonito de hoy? ¿Cuál es tu animal favorito? ¡Te espero en los comentarios!  
  No he tenido la suerte de ir a Australia así que ninguna de las fotos de esta entrada es mía. Las saqué de aquí, aquí y aquí

Basura —casi— cero. Lo que hemos hecho, y lo que nos falta por hacer

$
0
0

Basura —casi— cero

El domingo compartí una foto que despertó mucho interés. Era una foto de la basura que R (mi chico) y yo hemos generado en los últimos dos meses y medio, envuelta en papel periódico reutilizado; saqué la foto justo antes de poner nuestro "paquete" en el contenedor de basura del edificio.

Quise compartir la foto porque es la primera vez que usamos papel periódico para envolver la basura (en lugar de la clásica bolsa de plástico) y también porque me sentí feliz de ver que habíamos logrado generar "sólo" ese pequeño bultito. Podría ser más pequeño (y a eso le apuntamos) pero igual es satisfactorio ver el fruto del esfuerzo por reducir nuestra huella de basura, particularmente si comparamos nuestro pequeño paquete con las enormes bolsas llenas de desechos que salen dos veces por semana de casi todos los otros apartamentos del edificio. ¿Y qué nos trajo hasta aquí? Principalmente nuestra preocupación por el impacto negativo que tenemos los humanos en el planeta, pero también un poco de curiosidad, de ganas de probar cosas nuevas y de comprobar que podemos vivir de otra manera. La verdad es que sólo hasta que descubrimos Trash is for Tossers no fuimos 100% conscientes de todo lo que podíamos hacer para reducir nuestra cuota de basura. Recuerdo la primera vez que leí sobre Lauren Singer y su frasquito de basura, y cómo esa simple —pero poderosa— imagen me llevó a mirar de otra manera mi propio basurero. Hace años que llevo mis propias bolsas cuando voy a comprar, evito los productos con exceso de empaque, rechazo los pitillos y los excesos de servilletas... y la verdad es que sentía que ya estaba haciendo todo lo que estaba en mis manos. ¡Ay, si estaba equivocada! Para hablar claramente de nuestro proceso, pienso que primero es importante definir qué es "basura"; me voy a valer de lo que dice la RAE, que funciona bastante bien:

basura. (Del lat. versūra, de verrĕre, barrer). 1. f. suciedad (cosa que ensucia). 2. f. Residuos desechados y otros desperdicios. 3. f. Lugar donde se tiran esos residuos y desperdicios. 4. f. Estiércol de las caballerías. 5. f. Cosa repugnante o despreciable.

Resalto "residuos desechados" porque es importante entender que no todo residuo es basura, y también "cosa repugnante o despreciable" porque así deberíamos ver el hecho de generar basura, y no a la basura en sí misma. Un residuo es una "parte o porción que queda de un todo" y que todavía puede ser aprovechable. Insisto: sólo se convierte en basura cuando se desecha (y la RAE me apoya, quién iba a pensar que fueran tan zero waste). Ahora vamos al grano. La foto generó mucha curiosidad y varias personas preguntaron cómo lo hacemos; nunca pensé que esa foto fuera a resultar tan atractiva y me parece muy emocionante ver a tantas personas motivadas con la idea de reducir su cuota de basura, así que aquí quiero compartir nuestro proceso, lo que hemos avanzado y —aún más importante— lo que nos falta por avanzar. Podría hacer una entrada individual de cada una de las fases, porque dan para largo, pero voy a resumirlas tanto como sea posible para que quede todo el combo completo en esta publicación.   ¿Cómo lo hacemos? Debo empezar por re-formular esa pregunta. Sería más adecuado algo como: "¿Cómo lo vamos haciendo?", pues esto está lejos de ser un asunto terminado, y todos los días estamos aprendiendo y replanteando cosas. Le apuntamos a que llegue un momento en que ese bulto de basura de la foto ya no equivalga a dos meses y medio sino a dos años y medio. No lo vamos a lograr de un día para otro, pero ya hemos hecho unos avances importantes. Así que... ¿cómo lo vamos haciendo? Aplicando las tan sonadas "R" (puede sonar híper-trillado, pero es así, tal cual): Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reincorporar y Reciclar, en ese orden. Voy a desmenuzarlas una a una, para explicarte de manera más clara cómo es que las aplicamos.   Rechazar Para mí, ésta es la más importante. Es lamentable que tengamos que empezar por ahí, pero vivimos en un medio que constantemente nos ofrece cosas que no necesitamos y en el que se considera normal el hecho de consumir, consumir, y consumir más. Para mí eso no está bien, por eso pienso que lo primero que hay que hacer es rechazar la lógica del consumo irreflexivo y rechazar los productos que realmente no necesitamos. Evitar no es suficiente; un ejemplo puntual de esto son las bolsas de plástico: puede que no quieras usarlas, pero a menos que expreses de manera clara que NO las quieres, lo más seguro es que te las den igual, porque es lo que la mayoría de la gente considera normal. bolsas-multiusos-reutilizables ¿Y qué cosas rechazamos nosotros? Todas las que son innecesarias. Rechazamos las bolsas de un solo uso en todas las circunstancias; rechazamos los pitillos porque nos parecen los trozos de basura más innecesarios del planeta. Además, los pitillos le hacen cosas horribles a los animales (ojo, es un video fuerte pero tiene final feliz), y si definitivamente no puedes vivir sin ellos siempre puedes conseguir unos reutilizables. Rechazamos las bebidas embotelladas (gaseosas, agua, "jugos", energizantes...) y la mayoría de alimentos procesados (con una mejora en la salud como efecto secundario) también los vasos desechables y las meriendas pre-empacadas que ofrecen en eventos, reuniones e incluso las de los aviones (para el viaje a Galápagos llevamos nuestras propias hamburguesas veganas para comer en el avión). Para las bebidas y las meriendas También rechazamos la mayoría de productos comerciales de aseo y de cuidado personal (no necesitamos tantos como nos han hecho creer), los pañitos desmaquilladores, los paños desechables de cocina, el algodón desechable, las toallas higiénicas y tampones (nada como la copa menstrual), los volantes publicitarios que entregan en la calle, las copias de los voucher de compra y las facturas impresas de servicios públicos (esas últimas las tenemos todas programadas para que lleguen al email). Me debo estar saltando un montón de cosas, pero creo que con esta lista al menos doy una idea general. La verdad es que día a día se nos ofrecen cosas que no necesitamos y que fácilmente podemos reemplazar con opciones más eficientes, saludables, baratas y amigables con el planeta; las opciones están en todas partes, lo único que se necesita es un poco de paciencia y determinación para salir de la zona de confort.   Reducir Hay cosas que no podemos eliminar 100% de nuestras vidas o que todavía no sabemos cómo reemplazar. En esos casos aplicamos el segundo paso: reducir. Se puede reducir la cantidad, el tamaño, la complejidad, la distancia y el impacto (seguro se pueden reducir más cosas, pero esas son las que se me ocurren en este momento). champu-acondicionador Reducimos la cantidad de cosas empacadas que compramos, y las reemplazamos con cosas que podemos comprar a granel reutilizando empaques. Reducimos el tamaño de los residuos, seleccionando productos que tengan empaques menos voluminosos. Reducimos la complejidad de los productos de aseo (y de paso la de sus empaques), reemplazando los comerciales con otros hechos en casa (como champú en barra o jabón para lavar los platos). Reducimos la distancia comprando productos que sean fabricados en nuestro barrio, o en Medellín, o tan cerca como sea posible (cuando están hechos cerca por lo general requieren menos empaque y embalaje). Reducimos el impacto reemplazando productos sintéticos con alternativas biodegradables (ejemplo abajo en la foto), comprando productos que tengan empaques más amigables (papel mejor que plástico, por ejemplo), que tengan ingredientes menos dañinos, fabricados artesanalmente o por empresas pequeñas y que no tengan ingredientes de origen animal ni sean probados en animales. jabon-platos-esponja   Reutilizar Muchas cosas tienen empaques que pueden reutilizarse hasta el infinito, y muchas otras tienen funciones adicionales que con un poco de creatividad se pueden aprovechar. Si hay algo que no puedas rechazar o reducir, lo ideal es que busques una alternativa que te permita reutilizar al menos algunas de sus partes. El ejemplo más fácil de aplicar es el de los productos que vienen en envases de vidrio que pueden reutilizarse después para envasar cualquier cosa que se nos ocurra. También reutilizamos la ropa que ya no usamos, convirtiéndola en prendas nuevas (o por último en trapos), reutilizamos el periódico para envolver la basura y el aceite usado para hacer jabón para los platos. recipientes-granel   Reincorporar Esta fase es nueva para nosotros. En Medellín no hay un sistema organizado de clasificación de basuras y los procesos de recolección de material reciclable los llevan a cabo personas independientes (que por lo general viven en condiciones de mucha pobreza). No hay un sistema de recolección de residuos orgánicos y, aparentemente, tampoco un interés por desarrollarlo... de hecho, después de varios intentos para comunicarme con empresas privadas que hacen recolección de orgánicos en restaurantes, la respuesta que recibí fue básicamente que no lo hacen con  particulares porque "no es negocio", pues reduciría el monto que se paga al municipio por recolección de basura. Horror. Con el dolor en el alma, tirábamos a la basura todo el material orgánico que salía de nuestra cocina (que además es el tipo de residuo que generamos con mayor frecuencia), mientras buscábamos alguna alternativa... hasta que un día, gracias a referencias de amigos, descubrimos las pacas digestoras. Desde hace un par de meses empezamos a llevar nuestros residuos orgánicos a las pacas de unos amigos, y este fin de semana finalmente construimos una afuera de nuestro edificio, con autorización de la administración y con la esperanza de que despierte curiosidad en otras personas, y que muchos vecinos se animen a reincorporar a la tierra sus residuos orgánicos. Reincorporar   Reciclar Y finalmente, todo lo que no podemos rechazar, reducir, reutilizar o reincorporar, lo clasificamos para que pase a procesos de reciclaje. Juntamos todo el papel, todos los plásticos, vidrios y metales y se los entregamos a Ruby, que es la señora que hace la recolección de material reciclable en nuestro barrio. Esta es la última opción, y pienso que es importante mantenerla así. El reciclaje es una idea bonita, pero frente a la cantidad ingente de basura que genera la humanidad no llega a ser ni siquiera un pañito de agua tibia. El reciclaje se enfoca más en los síntomas que en la enfermedad y, si bien resulta útil para reducir un poco el impacto de nuestra basura, es imposible que por sí mismo resuelva el problema. La única verdadera solución es hacer un uso consciente de los recursos, dejar de producir basura innecesaria (que es ya una redundancia: toda la basura es innecesaria) y, como sugiere Paul Palmer, empezar a construir una sociedad que diseñe sus productos de manera que puedan ser reutilizados de manera perpetua, sin generar residuos ni desperdicios. Qué bonito va a ser eso, ¿cierto que sí? :-)   lo que nos falta Ufff... nos faltan muchas cosas. Todavía hay una cantidad de productos que no sabemos dónde comprar a granel y seguimos comprando en bolsitas individuales. Todavía no sabemos qué hacer con los residuos de la caja de arena de las gatas... podría ir a la paca digestora, pero tenemos varios asuntos técnicos a resolver antes de dar ese paso. Todavía hay unos cuantos productos de aseo con los que seguimos experimentando para reemplazarlos 100% con alternativas hechas en casa. Todavía nos falta explorar todas las posibilidades que ofrecen los "restos" vegetales antes de que pasen a considerarse residuos, como las cáscaras de limón y los recortes de verduras. Y todavía tenemos una tarea enorme para planear mejor las compras semanales, y que no se nos dañe nunca ninguna fruta ni ningún vegetal (siempre se nos olvida alguna cosa en el fondo de la nevera y nos parece tristísimo encontrarla cuando ya está toda dañada).   Captura de pantalla 2015-10-07 a las 2.40.41 p.m. Internet es una fuente casi inagotable de ideas y de inspiración para empezar a reducir nuestro impacto negativo en el planeta. Hay infinidad de sitios web, blogs, reportajes, libros y recursos para quienes estamos interesados en tomar este camino... pero a veces tanta información puede ser agobiante y dejarnos paralizados sin saber por dónde empezar. Y aquí va la recomendación más importante: empieza por cualquier parte. De verdad, da igual. Cuando hayas dado el primer paso vas a ir tomando poco a poco el ritmo, y todas las cosas que ahora te parecen imposibles te van a empezar a parecer cada vez más cercanas y más lógicas. Yo ya he compartido antes algunas ideas que puedes usar para empezar, te he contado que tu basura habla, te conté sobre la iniciativa de 30 días sin plástico y algunas de mis conclusiones, publiqué varias recetas que puedes usar y también 5 ventajas de hacer tus propios productos de aseo y cuidado personal. También te recomiendo que visites a Patri y a Fer, que están esforzándose por eliminar el plástico de sus vidas, y comparten todo ese proceso con imágenes y muy buenas ideas en Vivir sin plástico. Por último, y para darte un empujoncito, te dejo con esta serie de fotos de familias rodeadas por la basura que generan en una semana, del fotógrafo Gregg Segal. Serían imágenes muy bellas si no fuera porque el problema que evidencian es tan atroz. ¿Qué tal es tu relación con los residuos que generas? ¿Piensas que les podrías sacar mejor provecho? ¿Qué otras ideas se te ocurren? ¡Te espero en los comentarios!

5 cosas que no haríamos en casa (pero se las hacemos al planeta)

$
0
0

5 cosas que no haríamos en casa (pero se las hacemos al planeta)

Hay algo que siempre me pregunto cuando veo a alguien tirando basura en la calle: ¿hará lo mismo en su casa? Seguro que no... y seguro que no soy la única que se hace esa pregunta.

Tenemos una enorme dificultad para conectar las acciones pequeñas y las grandes, lo que le hacemos al planeta y lo que nos hacemos a nosotros mismos, lo que hacemos en casa y lo que hacemos en la calle; y yo pienso que en esa dificultad para conectar está la base de todo el problema, la raíz de nuestras crisis humanitarias, sanitarias y ambientales. Sí, NUESTRAS, porque nosotros las hemos generado y está en nuestras manos resolverlas. Yo creo que es una cuestión de proporciones. Somos muy buenos entendiendo cosas que se acercan a nuestro tamaño y a nuestra comprensión del tiempo y el espacio, pero nos cuesta mucho trabajo entender lo que pasa fuera de esos límites... por ejemplo la larga distancia (aunque estemos constantemente "conectados"), el gran panorama y el largo plazo. Por eso creo que es importante hacer el ejercicio de cambiar las proporciones para analizar lo que estamos haciendo y darle un poco de perspectiva al asunto. Y de ahí sale esta lista de cinco cosas que no haríamos en casa, pero que le hacemos al planeta Tierra... sé que podrían ser muchas más, pero con estas empezamos a cubrir un terreno considerable: No la llenaríamos de basura Sé que hay personas a las que les gusta más el orden y la limpieza que a otras, y por lo tanto también algunas casas que están siempre impecables mientras que otras suelen estar más revueltas y desordenadas... pero me atrevería a afirmar que a muy pocas personas (si es que acaso a alguna) les gusta la idea de tener su casa inundada de basura, trozos enormes y diminutos de plástico, desechos tecnológicos, muebles desbaratados y desechos orgánicos con todos sus lixiviados malolientes.

afuera de nuestra casa no hay agujeros espacio-temporales que se lleven nuestra basura a otra dimensión

Lo que solemos hacer con la basura es ponerla en bolsas o recipientes y sacarla de nuestra casa lo antes posible. No tenemos un espacio dedicado a acumularla porque no queremos acumularla... es basura precisamente porque no la queremos, porque esperamos que alguien la saque de nuestra vista antes de que se convierta en una molestia. Lo que se nos olvida es que afuera de nuestra casa no hay agujeros espacio-temporales que se lleven esa basura a otra dimensión, no; hay un planeta que también es nuestra casa y que lentamente queda cubierto por las toneladas de desechos que los humanos generamos todos los días, obligando a otras personas a vivir sobre nuestra basurainvadiendo los océanos, y llegando a invadir hasta los cuerpos de los animales. Si hay algo que no queremos acumular en nuestra casa, el sentido común debería llevarnos a concluir que la solución no es simplemente sacarlo —heredándole el problema a otras personas— sino dejar de producir aquello que no queremos acumular. No es fácil, yo lo sé; llevo varios meses esforzándome montones por reducir al máximo la basura que genero y aún así hay cosas de las que todavía no sé cómo librarme... pero pienso que es importante al menos dar un primer paso, acudiendo al sentido común (que, como dicen por ahí, es el menos común de los sentidos).

No explotaríamos a nuestros vecinos

La manera en que nos relacionamos con nuestros vecinos cambia radicalmente del campo (o de los pueblos pequeños) a la ciudad. En los pueblos pequeños los vecinos se saludan, o se lanzan miradas láser porque tienen una rivalidad que viene de generaciones atrás... pero sea como sea más o menos se conocen. Para quienes vivimos en la ciudad, los vecinos con frecuencia representan más una molestia (música a un volumen más alto del que consideramos adecuado, martillazos en la pared, un niño que llora demasiado o tacones que suenan en el piso de arriba a las 6 am...) que un motivo de alegría; casi siempre son personas que no conocemos y de quienes no sabemos nada de nada. Yo tengo la fortuna de tener varios vecinos que no sólo me caen bien, sino que quiero (y mucho), pero debo confesar que todavía no le he visto la cara a muchos de los habitantes de mi edificio, y eso que vivo aquí hace más de tres años. Bueno, volviendo al tema... da igual si conocemos personalmente a nuestros vecinos, lo más seguro es que no nos sentiríamos cómodos explotándolos o pagándole a alguien para que los explotara. No compraríamos el chocolate más rico ni las prendas más bonitas ni los accesorios tecnológicos más increíbles si supiéramos que se fabrican justo al lado de nuestra casa en condiciones de abuso y de violación de los derechos humanos más básicos. Posiblemente oiríamos llanto a través de las paredes, o los gritos de los jefes tiranos, o el estruendo de una casa que se derrumba porque nadie se preocupa por la seguridad estructural del espacio de trabajo. No estaríamos en paz con eso. Llamaríamos a la policía, hablaríamos del tema en las reuniones de vecinos y buscaríamos una manera de resolverlo. ¿Entonces qué pasa con nuestros vecinos de países lejanos? ¿Qué pasa con las personas que trabajan básicamente en condiciones de esclavitud para fabricar cosas que consumimos y desechamos sin pensar dos veces de dónde vienen y a dónde van a parar? ¿Cuántos son los kilómetros de distancia que consideramos aceptables para que esos abusos se lleven a cabo? No tengo la respuesta a ninguna de esas preguntas, pero pienso que aunque no los conozcamos y no sepamos nada de ellos, deberíamos solidarizarnos un poco más con nuestros vecinos más lejanos. Estas fotos fueron tomadas en el derrumbe de Rana Plaza... no conocemos a esas personas, no son nuestros amigos ni familiares, pero son nuestros vecinos aunque no podamos oír sus lamentos a través de las paredes.

No explotaríamos a nuestros animales

No todos tenemos animales de compañía, y a muchas personas incluso les molesta la idea de estar en la misma habitación con un animal (debo confesar que dichas personas me generan algo de desconfianza, pero eso es tema para otro día), pero para que funcione el ejemplo voy a hablar de las personas que sí tenemos animales en casa, porque —con variaciones entre un país y otro— igual somos más de la mitad de la población. Si bien todavía hay personas que ven en sus animales de compañía un accesorio de moda, muchas personas los vemos como verdaderos amigos y miembros de nuestra familia. Los protegemos del frío y del excesivo calor, los resguardamos de la lluvia, nos aseguramos de que estén bien alimentados y que tengan buena salud. También los mimamos con juegos y regalos, dedicamos parte de nuestro tiempo a compartirlo con ellos y estamos dispuestos a convertirnos en fieras protectoras si alguien se atreve a hacerles algo malo. Nos indigna ver que alguien maltrate a un perro o a un gato, e incluso estamos desarrollando leyes para protegerlos y castigar a quienes los maltratan.

un derecho básico de los animales: el derecho a existir y a ser considerados fines en sí mismos

Pero nuestra empatía con los animales y nuestro interés por brindarles bienestar suele tener unas fronteras muy bien definidas... gatos sí, cerdos no; perros por supuesto, vacas para nada. Y esto, por incómodo que resulte abordar el tema, se reduce a una cuestión: nuestro propio beneficio. Estamos felices de proteger a los animales que nos brindan alegrías mientras están vivos, pero no movemos un dedo por proteger a otros animales —a los que sólo nos "sirven" cuando están muertos— pues eso implicaría renunciar a ciertas comodidades que consideramos como si fueran nuestros derechos, atropellando por completo lo que sí es un derecho básico de esos animales: el derecho a existir y a ser considerados fines en sí mismos, y no medios para alcanzar los fines humanos. Y esto no se reduce a vacas, cerdos y gallinas. Difícilmente los animales usados para experimentos o los animales silvestres entran en ese selecto grupo de animales que "merecen" nuestros cuidados; nos olvidamos por completo de que ellos estaban aquí antes que nosotros, que la riqueza y diversidad de este planeta se debe a su existencia más que a la nuestra y de que tienen sistemas nerviosos tan complejos como los nuestros, lo que significa que sienten miedo y dolor, y que compartimos con ellos la capacidad de sufrir. No a todas las personas les gustan los animales, eso lo sé... pero aún la mayoría de esas personas evitaría torturar a un animal con sus propias manos. Sin embargo, el malestar parece desaparecer cuando le pagamos a alguien más para que lo haga por nosotros.

No la llenaríamos de gases tóxicos

Nuestras casas son espacios más o menos cerrados; tenemos ventanas y puertas, sí, pero también techos y paredes que nos dan resguardo del mundo exterior, y eso es precisamente lo que valoramos de una casa: su capacidad de "protegernos". A nadie —a menos que esté buscando directamente acabar con su propia vida o hacer un daño tremendo a alguien más— le parecería sensato permitir que se acumulen gases tóxicos dentro de su casa, nadie permitiría que su hogar fuera el receptor de los desechos de un solo tubo de escape o de una sola chimenea de fábrica. Sin embargo permitimos que eso pase todo el tiempo. Nuestra gran casa (el planeta) puede parecer un espacio abierto comparado con nuestras pequeñas casas de paredes, pero realmente también es un espacio cerrado, protegido por una delgadísima capa (la atmósfera) mientras flota en la inmensidad del un espacio completamente hostil para nosotros, en el que nuestra vida no sería posible a menos que estuviéramos conectados a un montón de aparatos que se encargaran de imitar las condiciones que esa atmósfera nos facilita. Todo lo que sale de los tubos de escape y las chimeneas se queda en ese contenedor aunque no lo veamos. Y sí, las plantas nos ayudan a procesar parte del CO2, pero ese no es el único gas problemático. Además estamos produciendo esos gases en cantidades alarmantes mientras destruimos las selvas y los bosques, que son los pulmones verdes que permiten que el planeta mantenga esos gases en equilibrio... así que es como si estuviéramos llenando nuestra casa con gases tóxicos y al mismo tiempo estuviéramos cerrando las ventanas, asegurándonos de que no tengan por dónde salir.

No dejaríamos que otros la usen y abusen

A mí me gusta mucho recibir en mi casa a la gente que quiero. Me encanta que vengan nuestros amigos y familia a visitarnos y que pasen unos días con nosotros... cocinar, conversar, oír música, salir a pasear. Eso se debe, en gran medida, a que los amigos y familiares que nos visitan cuidan nuestra casa como si fuera de ellos y nos hacen sentir cómodos, tranquilos y en buena compañía. Otro cuento sería si, por ejemplo, llegara un grupo de personas a hacer una fiesta sin avisar, dejando todo hecho un desastre, llenando todo de basura, aterrorizando a las gatas, apagando los cigarros en las plantas y rompiendo los muebles. Eso no me gustaría. Los mandaría a todos a la mierda a sus casas. Tampoco dejaría que una empresa (grande o pequeña) entrara a la fuerza y me dijera algo como "hola, puedes irte ahora, que necesitamos destruir tu casa para ganar más dinero". Mi casa es mía, ¿por qué voy a permitir que otros vengan a destruirla? ¿Por qué me va a parecer bien que otros quieran lucrarse destruyendo el lugar en el que vivo? Pero dejamos que eso pase todo el tiempo. Vemos cómo muchas personas, de manera individual o representando a empresas y compañías, se hacen la feria en nuestra casa dejando todo tipo de desastres detrás y poniendo en riesgo nuestro futuro, el de las generaciones venideras y el de todos los otros seres con los que compartimos el planeta... y por lo general observamos de manera pasiva. De vez en cuando nos indignamos, hacemos un par de comentarios negativos con nuestro grupo de amigos y ya está. Pienso que si fuera nuestra casa pequeña, la de cuatro paredes, el asunto sería bien distinto... ¿cuál será el límite de nuestro sentido de pertenencia?   Captura de pantalla 2015-10-14 a las 4.04.39 p.m. El planeta puede parecer grande, pero comparado con la inmensidad del universo es apenas un grano de arena... y todos vivimos aquí. Es nuestra casa, la única que tenemos, y la compartimos con miles de millones de otros seres (no sólo humanos). Pensar sobre lo que no dejaríamos que pase en nuestra casa puede ser un ejercicio revelador y un camino para empezar a entender la íntima relación que hay entre lo que hacemos en nuestra casa pequeña, las paredes dentro de las que vivimos, y lo que le pasa a nuestra casa grande, la Tierra. ¿Qué cosas piensas que podríamos añadir a la lista? ¿Se te ocurren ideas para empezar a abordar esas problemáticas? ¡Te espero en los comentarios!

Paso a paso: Champú “el conejo feliz”

$
0
0

Champú en barra "el conejo feliz"

Si me lees con frecuencia, posiblemente a estas alturas ya te has dado cuenta de que tengo una debilidad por probar casi cualquier cosa que implique una reducción en los residuos que genero y en los ingredientes tóxicos con los que mi cuerpo tiene contacto.

Me gusta experimentar, y —sobre todo— me gusta compartir los resultados de esos experimentos para que otras personas puedan sacar provecho de las cosas que yo haya aprendido en el proceso. La publicación de hoy es el resultado de uno de los experimentos que más me ha gustado porque me hizo sentir como si supiera hacer magia jajaja. En serio, creo que con esta receta me he ganado un diploma imaginario de cosmética DIY (hazlo tú mismo).  Y no me la inventé yo... tampoco me dan para tanto los conocimientos (en ese caso me daría a mí misma un diploma imaginario de alquimista experimental del universo, o algo así), sino que fue una adaptación de esta receta para champú en barra, y la pura verdad es que me atreví a hacerla sólo después de haber leído la Guía básica para hacer jabones veganos de Cocina y divina. Claudia hizo un excelente trabajo explicando el proceso y despejando los miedos que normalmente surgen en torno a la fabricación de jabones, y su guía fue esencial para que me animara a probar. Para complementar lo que estaba aprendiendo, me compré la versión de Kindle de "Smart Soapmaking", donde se explica también con mucho detalle todo el proceso. Suelo compartir recetas mucho más sencillas de preparar porque me gusta pensar que cualquier persona se puede animar a hacerla sin tener muchos materiales o ingredientes a la mano, pero ésta, a pesar de ser un poco más compleja, de verdad vale la pena. Para dar un poco de contexto revisemos primero qué es el champú. Según Wikipedia:

La palabra champú deriva del inglés shampoo, palabra que data de 1762, y significaba originalmente "masajear". Esta palabra es un préstamo del Anglo-Indio shampoo, y esta a su vez del Hindi chāmpo (चाँपो), imperativo de champna, "presionar, amasar los músculos, masajear".

Así que "champú" originalmente se refería a masajear, y después a alguien se le ocurrió aplicarlo específicamente a masajear el cuero cabelludo. Más adelante los peluqueros ingleses empezaron a hervir jabón y agua y a añadir hierbas para dar olores ricos y más brillo y suavidad al pelo de sus clientes. El champú moderno (ese líquido viscoso de colores que todos conocemos) apareció apenas en 1930 y de ahí en adelante las campañas de marketing hicieron el resto: ahora es un producto que consideramos básico, y cualquiera que se atreva a afirmar que no lo usa es calificado como hippie maloliente (me da risa que los "insultos" hacia las personas que queremos llevar una vida sostenible por lo general contengan la palabra hippie. Creo que debo dedicarle una publicación). Y para dar otro poco de contexto te cuento cómo fue todo el proceso hasta llegar hasta aquí: hace aproximadamente mil años quería comprarme un champú para pelo "liso y sedoso" y mi mamá se rió de mí y me dijo todos los champúes sirven para lo mismo. Me dejó pensando y miré los ingredientes... y efectivamente todos eran muy parecidos (y prácticamente todos me eran desconocidos). Muchos años después me empecé a encontrar con artículos que "desmitificaban" al champú y proponían otras maneras de lavar y cuidar el pelo. Ahí empezó mi período de exploración y búsqueda, en el cual he pasado por probar marcas con ingredientes más amigables y también por el "no poo" (no me voy a extender explicándolo, pero si quieres leer más al respecto te recomiendo que visites a Ana y a Yve, que ya compartieron hace tiempo sus experiencias). Las búsquedas suelen llevar a aprendizajes (que vienen tanto de los aciertos como de los desaciertos), y ésta búsqueda en particular me ha llevado a identificar 3 cosas que considero importantísimas en los productos de aseo y cuidado personal que utilizo: Captura de pantalla 2015-10-21 a las 12.35.48 p.m.

Quiero productos que me permitan generar la mínima cantidad posible de residuos.

Los productos comerciales tienen empaques, etiquetas, cajas, cajitas, tapas, tapitas y un gigantesco "empaque intangible" de marketing que busca convencernos de que estamos comprando lo mejor de lo mejor, y que el producto vale 20 veces más de lo que realmente vale.

Quiero productos cuyos ingredientes yo conozca (y más o menos entienda), y que sean amigables con mi salud y la del planeta.

Los productos comerciales de aseo y cuidado personal suelen ser cocteles de ingredientes impronunciables y/o con dudosas reputaciones.

Quiero productos que no hayan sido probados en animales y que no contengan ningún ingrediente de origen animal.

Esto en los productos comerciales se vuelve bien difícil porque la grasa que se obtiene de los animales se esconde detrás de nombres tan "refinados" como Stearic Acid, Sodium Tallowate o Stearyl Alcohol y, a pesar de las prohibiciones, muchas marcas siguen haciendo pruebas innecesarias y súper crueles en millones de animalitos. ... y esta receta lo tiene todo. Sólo tres ingredientes, nada de empaques extravagantes, nada de cobros adicionales por mercadeo, funciona  de maravilla sin tantos ingredientes "sospechosos" y los animales en los que ha sido probado somos mi chico y yo, que estábamos 100% conscientes del experimento en el que nos estábamos metiendo. Y todo salió bien. Como en el desodorante, ningún conejo y ningún animal sufrió en la fabricación de este producto, así que es conejo feliz = Mariana feliz. No más preludios, vamos a las instrucciones. Lo primero que necesitas saber es que el champú en barra es básicamente un jabón artesanal en el que la proporción de aceite es ligeramente mayor para que no todo sea convertido en jabón por la soda, y así el resultado sea más suave y no reseque el pelo. Para prepararlo vas a necesitar:

Ingredientes (para tres barras de champú):

  • Aceite de coco (6,6 oz) (ya sé que es rara la medida, pero las balanzas digitales traen esa opción así que no debería haber problema).
  • Agua (2,5 oz)
  • Soda cáustica ( 1,08 oz) (sé que suena intimidante, pero siguiendo algunas recomendaciones básicas —y el sentido común— no tendrás nada que temer).

Herramientas:

  • Balanza digital de cocina (imprescindible, pues todo se mide por peso y no por volumen)
  • Recipiente para pesar el agua y el aceite
  • Recipiente para pesar la soda cáustica (yo el mío lo marqué para usarlo siempre para ese fin, y no usarlo para nada más)
  • Frasco de vidrio para mezclar la soda y el agua
  • Molde (en mi caso es improvisado: un tarro de plástico de esos en los que viene el helado, que tenía guardado hace tiempo).
  • Cuchara de acero inoxidable para mezclar (también puede ser de madera, pero en ese caso asegúrate de usarla sólo para hacer jabones... jubílala de la cocina).
  • Guantes de caucho (se usan por precaución, al mezclar la soda y el agua)
  • Gafas protectoras (ídem)
  • Licuadora de mano (opcional. Acelera el proceso, pero también puedes mezclarlo a mano a intervalos de 15 - 20 minutos. He probado las dos, y con las dos queda bien)
  • Termómetro de cocina (opcional)
Todos los materiales a la mano Lo primero es organizar todo y tener todos los materiales a la mano. Prepara un espacio de trabajo en el que puedas estar tranquila/o (yo cubrí una mesa con papel periódico para no preocuparme tanto por si se caía una gota o dos de la preparación) y al que no tengan fácil acceso tus animales o niños pequeños. Cuando tengas todo listo, pesa los ingredientes y deja todo organizado y a la mano. Usa un recipiente exclusivo para la soda cáustica Pesar y dejar todo organizado y listo Como podrás ver, mi espacio de trabajo parece cualquier cosa menos un laboratorio científico. Más casero imposible (que eso valga para que te motives y veas que no es tan complicado como lo pintan). Aquí viene la parte delicada, y la que normalmente hace que la gente (me incluyo) tenga miedo de probar recetas de este tipo: mezclar la soda cáustica con el agua. Es "delicada" porque esa mezcla genera una reacción química que hace que el líquido suelte vapores irritantes (para eso son las gafas de protección) y también hace que suba mucho la temperatura. Pero como dije antes, no hay nada que temer. A mí me ponía muy nerviosa y por eso no me atrevía a hacer jabones, pero después de haberlo hecho una vez te puedo decir con confianza que no es para tanto, y que realmente se trata de trabajar con cuidado y aplicar el sentido común. Debes añadir la soda al agua y no al revés, lentamente, mezclando con la cuchara de acero inoxidable y procurando mantener la cara alejada para no exponerte a los vapores. Haz esta mezcla en un lugar bien ventilado, con los guantes y las gafas puestas y con el cuerpo tan cubierto como puedas (pantalón, mangas largas, zapatos cerrados) para protegerte en caso de que algo salpique. Lo normal es que NADA salpique, pero más vale prevenir que curar. Mezcla la soda y el agua en un lugar ventilado Los vecinos seguro pensaban que estaba haciendo una bomba. Tengo un tapabocas improvisado con una pañoleta de flores, y las medias por encima del pantalón son para protección, no es que sean un fashion statement. Como te dije antes, la mezcla de agua y soda se va a poner súper caliente; déjala que se enfríe un rato antes de agarrarla para llevarla de nuevo al espacio de trabajo. Aquí tienes dos opciones: 1) usar el termómetro para asegurarte de que la mezcla esté más o menos a temperatura ambiente, o 2) dejarla enfriar suficiente rato —digamos 20 minutos— y tocar POR FUERA el recipiente para confirmar que ya esté a temperatura ambiente. Lo importante es que no haya una diferencia demasiado grande entre la temperatura del aceite y la de la mezcla de agua con soda cáustica. Pon el aceite en un recipiente de vidrio, acero inoxidable o plástico (de nuevo, el mío fue súper improvisado, un tarro que tenía guardado hace siglos) e incorpora lentamente la mezcla de agua y soda, mezclando suavemente con la cuchara de acero inoxidable. Añade la mezcla de agua y soda cáustica al aceite, con "mañita" Lo que viene ahora es lo más fácil: mezclar, y mezclar más. Puedes usar una licuadora de mano para acelerar el proceso (más o menos 15 minutos), o —si no tienes una— puedes revolver a mano con la cuchara a intervalos de 15-20 minutos (más o menos 2 horas, en total). Licúa o revuelve hasta llegar a punto de traza Debes mezclar hasta llegar a lo que se conoce como "el punto de traza", que simplemente significa que queda una traza o surco al mover la cuchara o la licuadora. Es decir: se ve "cuajado". Yo he probado a hacerlo de las dos maneras y sí rinde mucho más con la licuadora (obvio) pero la mezcla manual no es tan tediosa como suena y fue muy emocionante ver cómo iba tomando forma de a poquito. Ponlo en el molde Cuando ha alcanzado el "punto de traza" puedes pasar la mezcla al molde (o los moldes, si son varios individuales pequeños). Yo usé un tarro de plástico que tenía guardado y funciona bien, pero es un poco difícil de desmoldar (no quería romperlo para poder volver a usarlo después); puedes usar moldes de silicona, o algún molde de vidrio o de madera forrado con trozos de plástico o de tela que te sirvan para sacar el bloque cuando ya esté sólido. Déjalo algunas horas a que se solidifique bien (con otros aceites los jabones toman un par de días en solidificar, pero con aceite de coco está listo en 3-4 horas). Sácalo de los moldes, córtalo si es necesario y ponlo en un lugar ventilado para pasar a la última fase: el proceso de curado. Corta y espera a que curen ¿Y qué es la fase de curado? Es una cuestión de reacciones químicas. Al hacer jabones artesanales (champú en este caso) estamos aprovechando un proceso que se llama saponificación y que se genera a partir de la combinación de un cuerpo graso (aceite de coco en este caso) un álcali (la soda cáustica) y el agua. El proceso de saponificación convierte todos esos ingredientes en una sola cosa: jabón. Es decir: en el resultado final ya el aceite no es aceite y la soda cáustica ya no es soda cáustica... juntos, se convirtieron en una cosa distinta que ya no es engrasante ni irritante. Magia, ¿no? Hay jabones que se hacen con un proceso caliente que acelera la saponificación, pero aquí estamos preparando champú en barra con el proceso en frío, que requiere entre 4 y 6 semanas de curado. Es esencial que tengas paciencia antes de usarlo porque sólo así podrás estar segura/o de que se han integrado bien la soda cáustica y el aceite. Y cuanto más esperes, mucho mejor... porque las barras se vuelven más sólidas, más duraderas y tienen un efecto más suave. Yo medí el pH a las 4 semanas de curado y estaba en 6, así que muy cercano a ser pH neutro... es decir, la soda cáustica ya se había integrado y la mezcla ya no era tan alcalina (y por lo tanto ya no podía ser irritante).

[white_box] Al terminar de preparar la receta, lava a mano todos los materiales de trabajo con vinagre y después con agua y jabón. Si usaste algún implemento que también usas en la cocina (por ejemplo la cuchara de acero inoxidable) lávala dos veces para asegurarte de que queda bien limpia y sin residuos del proceso de preparación.  [/white_box]

Hace mucha espuma Cuando hayan pasado 4 a 6 semanas, ¡puedes empezar a usarlo! Lo primero que vas a notar es que hace MUCHA es puma. Sólo necesitas frotar un poco en el pelo y con eso debería ser más que suficiente para que te quede bien limpio. Después de usar el champú en barra siempre uso vinagre de manzana como acondicionador. Yo disuelvo una cucharada de vinagre en una taza de agua, y lo aplico después de haber enjuagado bien el champú. Aunque no lo creas el pelo no queda oliendo a vinagre (pero si sientes que quieres otro aroma, puedes añadir un par de gotas de tu aceite esencial favorito); de hecho este "acondicionador" hace que el pelo quede brillante, fácil de desenredar y que se sienta súper sano. Llevo 2 meses usando este champú y siento que el pelo me queda cada vez mejor y también noto que el lavado dura más... ¡me lo estoy lavando sólo dos veces por semana! Así queda mi pelo Es posible que igual te preguntes "¿y para qué voy a querer hacer un champú en barra si el champú lo encuentro ya hecho en el supermercado?". A lo que voy a responder con una lista de razones por las que el champú en barra hecho en casa es genial:
  1. Menos residuos. Dejas de llenar el planeta con envases de plástico.
  2. Menos ingredientes sospechosos en tu cuerpo. Sabes exactamente lo que pusiste en la preparación y sabes que el resultado no es tóxico.
  3. Conejos felices. Ningún animal sufrió mutilaciones, heridas ni torturas para que tú puedas usar este producto.
  4. Aprendes cosas nuevas. ¿Cuándo has aprendido algo usando champú comercial? Las cosas que ya vienen hechas limitan la creatividad... hacerlas tú misma/o la estimula.
  5. Comparte. ¿Puede haber algo más rico que recibir un regalo que alguien hizo a mano para uno? Olvídate del centro comercial y empieza a preparar tú misma/o regalos bonitos hechos en casa.
¿Se te ocurre algo más que pueda añadir a la lista? ¿Alguna vez has hecho jabones artesanales? ¿Has usado champú en barra? ¿Te animarías a probar esta receta? ¡Te espero en los comentarios! Captura de pantalla 2015-10-21 a las 12.35.59 p.m. Haz click aquí para votarY aprovecho para contarte algo que me tiene híper-feliz:

¡Cualquier cosita es cariño está nominado a los premios Bitácoras 2015 en la categoría de mejor blog de innovación y sostenibilidad!

En la última clasificación aparezco en el 9º lugar, algo que sería imposible sin tu compañía y tu apoyo. ¡Muchísimas gracias por leerme y por estar aquí! Si te gusta el blog y disfrutas lo que escribo y lo que comparto, te invito a que me apoyes con un voto. Puedes votar haciendo click aquí. Después sólo tienes que ingresar con tu cuenta de Facebook o Twitter, y ahí te encontrarás una lista con todas las categorías. Busca “Mejor blog de innovación y sostenibilidad” y añade la dirección del blog, y ahí un poquito más abajo haces click en “Votar”. ¡Eso es todo! ¡Gracias miles y un abrazo!    

Alerta de spoiler: al final todos moriremos

$
0
0

Alerta de spoiler: al final todos moriremos

¿Te ha pasado que alguien llega y comenta el final de una peli que querías ver, arruinándolo todo? Bueno, eso es lo que se conoce como un spoiler. Y por eso en el mundo de la web (y especialmente de los foros sobre cine o series de tv) se volvió cuestión de etiqueta anunciar un potencial spoiler, y así otros lectores pueden evitar arruinarse la trama o el final de sus historias favoritas.

Afirmar que todos vamos a morir difícilmente le arruina la trama de la película a alguien. Todos sabemos que algún día moriremos pero por lo general no sabemos ni cuándo ni cómo... la vida sí que sabe de historias de suspenso. Sin embargo esa frase, la de "al final todos moriremos", se suelta a veces como si se tratara de una revelación mística y especial que el resto de la humanidad no ha considerado. Y claro, es que la mayoría de humanos tenemos una relación medio rara con la muerte... pero esa idea dejémosla en remojo, que por el momento voy a pasar a otra cosa. Hace un par de días una noticia empezó a inundar mi feed de Facebook. Primero la empezaron a compartir algunas páginas de veganismo y derechos de los animales y de un momento a otro se empezó a extender como un virus; me llegaron correos, mensajes privados, la compartieron Semana, El Espectador y básicamente todos los medios de comunicación que sigo en las redes sociales. La OMS había dejado caer una bomba: un estudio que afirma que hay una relación entre el consumo de carnes rojas y procesadas y el desarrollo de cáncer.

A fin de cuentas, se metieron con lo que más le duele a la mayoría de empresarios...

Millones de personas pusieron el grito en el cielo (hay hasta gente haciendo memes), y —por supuesto— los pesos pesados de la industria cárnica salieron al ruedo todos indignados, defendiéndose y afirmando que la OMS (Organización Mundial de la Salud... o sea, básicamente una entidad que EXISTE para preocuparse por la salud de la gente) ha sido "irresponsable" y que "hay otras variables a considerar". Nada de eso nos debería sorprender; ni que el consumo de carne esté ligado con el desarrollo de cáncer (que la pura verdad es que esa no es noticia nueva) ni que la gente que se lucra vendiendo carne esté en "ligero" desacuerdo con lo que afirma ese estudio; a fin de cuentas, se metieron con lo que más le duele a la mayoría de empresarios: el bolsillo. ¿A quién deberíamos creerle?

Pero volvamos al asunto de la muerte...

Me ha parecido curioso ver que muchísimos comentarios que deja la gente en las diferentes publicaciones que abordan la noticia se parecen tanto. Se pueden resumir así: "voy a seguir comiendo carne, porque al final todos moriremos". No es una frase nueva para mí ni para nadie, es la justificación clásica que se usa para seguir haciendo algo que se sabe que es nocivo; un par de veces incluso me la han "lanzado" como a manera de crítica, algo como "¿y para qué te preocupas por tu salud si al final todos moriremos?" "¿Para qué cuidar el planeta si al final todos moriremos?". ¿En serio? ¿Se supone que esa es una justificación racional? No me cabe duda de que hay gente que hace hasta lo inimaginable por retrasar tanto como sea posible la llegada de la muerte, que cambia radicalmente su dieta y su estilo de vida todo con el fin de tener una vida más larga. No me parece que haya nada de malo en eso, sin embargo las cosas que YO he cambiado de mis hábitos poco y nada tienen que ver con evitar MI muerte. Yo sé que voy a morir y tengo clarísimo que puede pasar en cualquier momento. Me puede caer otro rayo (¿te conté que una vez me cayó uno? bueno... no directamente, pero casi), me puede dar un infarto, me puede dar cáncer por el humo de segunda mano, me puede atropellar un carro, me puede matar alguien para robarme el celular, me puede atacar una enfermedad nueva y desconocida acabada de llegar de otro planeta o se puede abrir una grieta en el pavimento y tragarme y llevarme a morir calcinada en el fuego del centro de la tierra. O me pueden pasar todas al mismo tiempo (¿pueden?). No sé. Lo que sí sé es que "al final todos moriremos" es una excusa de mierda... y hasta la gente que la utiliza mira a los lados antes de cruzar la calle. Y bueno, la gente que deja esos comentarios en las publicaciones sobre el estudio de la OMS tiene un punto, hay que reconocerlo... muchas cosas dan cáncer, muchas cosas nos enferman y mucha gente se inventa relaciones absurdas entre cosas y enfermedades. La vida, todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo nos va llevando —lenta o rápidamente— al mismo lugar: la muerte. A mí me gusta cuidarme pero eso es más bien una consecuencia de aprender a cuidar al planeta y de preocuparme por la vida de otros seres humanos y de los animales no humanos... y estoy lejos de ser una obsesiva de las cosas saludables. Por ejemplo, me gustan las Oreo (que son veganas pero probablemente son una bomba de cosas tóxicas para el cuerpo) pero no las consumo casi nunca porque vienen en un empaque que no se recicla y no se biodegrada. Ahora que lo pienso, no, no soy una obsesiva de mi salud... pero sí creo que soy una obsesiva de la salud del planeta. Por algo escribo este blog. "Al final todos moriremos" ¿Qué pienso sobre el informe de la OMS? Pues me alegra que lo hayan publicado, no lo puedo negar. Me da mucha curiosidad ver qué artimañas y tejemanejes se inventan los empresarios del mundo de las carnes para recuperar su parcialmente herida "buena honra". Creo que se vienen unos meses interesantes. Y también me da un poco lo mismo... puede ser que mucha gente se preocupe por reducir su consumo de carne, pero lo más seguro es que a la mayoría la determinación les dure apenas unas pocas semanas y vuelvan a caer redondos ante sus chuletas y sus trozos de tocino. Y es que así somos: nos cuesta pensar en el largo plazo, y el cáncer siempre se ve como algo lejano y ajeno hasta que deja de ser lejano y ajeno. Si el informe hubiera encontrado una relación entre el consumo de carne y la impotencia, la caída de pelo, la aparición de arrugas en la cara y celulitis en las piernas, creo que la gente se sentiría más motivada a cuestionar sus hábitos. No habría "al final todos moriremos" que valga, porque nos pegaría donde más nos duele: en el ego.

... a pesar de que no nos toca el ego, sí nos habla directamente al oído

Hace 9 años la ONU publicó un documento que muestra la estrecha relación que existe entre la ganadería, el cambio climático y el deterioro del planeta. No lo vi salir en las noticias. Conozco a muy pocas personas que lo hayan oído nombrar, y a ninguna que lo haya leído. Y es que así somos: nos cuesta trabajo pensar en algo que no seamos nosotros. Sospecho que el informe de la OMS está generando tanto revuelo porque a pesar de que no nos toca el ego, sí nos habla directamente al oído: "Hey, tú. Si tú, con la hamburguesa en la mano... te vas a enfermar mucho si sigues comiendo eso". Ya no son los millones de animales silvestres que mueren calcinados en los incendios que se hacen para ampliar pastizales para el ganado, ni los osos polares famélicos debido al cambio en su hábitat, ni los miles de niños que se mueren de hambre porque la proteína más barata del mundo (y que podría alimentar a muchos más) se usa para alimentar a la proteína más cara (que alimenta a muchos menos). No, ahora somos nosotros. Ya sé, ya sé... siempre hemos sido nosotros; los animales silvestres, los osos polares, el agua, los niños con problemas de nutrición... todo eso nos concierne, todo eso somos nosotros, ¡pero es que nos cuesta tanto trabajo entenderlo! Para mí la cosa es así: hay tantas, tantas, pero tantas razones por las que comer carne es —como mínimo— cuestionable que nos debería dar igual si da cáncer o no. Ya hay suficiente evidencia del daño que nuestro apetito por los productos de origen animal le está haciendo a nuestros vecinos animales, a otros seres humanos y al planeta. ¿Acaso eso no es motivación suficiente? Sí, todos vamos a morir. ¿Pero desde cuando es esa una justificación para no cuidarnos un poco? ¿Para explotar sin límites y torturar a otros seres vivos ? ¿Para convertir al planeta un potrero cuasi-estéril y maloliente? "Cada quien hace con su vida lo que quiera", dirán algunos. Y yo estoy de acuerdo: cada quien tiene "derecho" a matarse como quiera... mientras no esté matando o hiriendo a otros en el proceso, y mientras no le esté pasando por encima a los derechos de otros seres vivos ni ignorando el derecho básico que tienen las futuras generaciones humanas a nacer en un planeta viable. Como dice Ray Anderson en su charla de TED:
"... el robo es un delito. Y robarle el futuro a nuestros hijos algún día se considerará como un crimen."  <--- ¡Twitéalo!
Si acaso hay gente que de verdad piensa que "al final todos moriremos" es una justificación válida para cualquier cosa, tienen infinidad de maneras de producirse cáncer y otros miles de enfermedades... y la mayoría no requieren el confinamiento, la tortura y la muerte de un ser sintiente. Es más: para ahorrarse "incomodidades" pueden directamente dejar de mirar a los lados antes de cruzar la calle (estoy segura de que no lo harán... es muy fácil cacarear, pero otra cosa es poner el huevo). Me encantaría ver un momento en el que mucha gente deje de comer carne por cuestiones que vayan más allá de su peso o de su propia salud (que no digo que no sean razones válidas, pero no dejan de ser razones que salen de mirarse el propio ombligo), y que colectivamente empecemos a considerar el impacto de nuestro apetito en la vida de OTROS animales (¿me alcanzará la vida para verlo?). Cambiar de hábitos por salud suele despertar solidaridad, apoyo y hasta admiración en otras personas. Curiosamente, dejar de consumir productos de origen animal por razones que no sean motivadas por el propio bienestar casi siempre trae, a manera de bonus track, un par de costales de burla y/o resentimiento por parte de quienes nos rodean. Los humanos somos animales con comportamientos muy raros. No sé si el informe de la OMS va a hacer que mucha gente deje de comer carne... lo dudo; es demasiado inconveniente para enfrentar algo que no es inmediato; el futuro siempre parece lejano, al planeta lo van a salvar otras personas y "al final todos moriremos". Sin embargo estaré observando con atención lo que pase en estos días. Seguro se vienen unos cuantos mega-combos de campañas promoviendo el consumo de carne, asustando a la gente con supuestas deficiencias alimenticias, atacando cualquier otro hábito (recuerda: "todo" produce cáncer), restándole credibilidad al estudio de la OMS, descuentos en los supermercados, chuletas 2x1, #odioalosveganos, #loscavernícolascomíancarne, #losleonescomencarneynotienencáncer, #lasplantastambiénsienten, #lasvacasdominaríanelplaneta, #novivesdeensalada, #hitlereravegetariano, #elcáncernoexiste, #jesuisbacon, etc, etc, etc. Yo propongo algo... ¿qué tal si empezamos a preguntarnos cosas por el bien de los demás (otros humanos, otros animales, las futuras generaciones), a pesar de que "al final todos moriremos"? Como dicen por ahí:
“Una sociedad se hace grande cuando los ancianos plantan árboles aún sabiendo que no serán ellos quienes disfruten su sombra.”
Y tú... ¿qué piensas de la "bomba" de la OMS? ¿Qué piensas que va a pasar con ese informe? ¿Afectará tus hábitos de alguna manera? ¡Te espero en los comentarios! Captura de pantalla 2015-10-21 a las 12.35.59 p.m. Haz click aquí para votar¡Cualquier cosita es cariño está nominado a los premios Bitácoras 2015 en la categoría de mejor blog de innovación y sostenibilidad! En la última clasificación está en el #3 (todavía no me lo creo), y eso sería imposible sin tu compañía y tu apoyo. ¡Muchísimas gracias por leerme y por estar aquí! Si te gusta el blog y disfrutas lo que escribo y lo que comparto, te invito a que me apoyes con un voto. Puedes votar haciendo click aquí. Después sólo tienes que ingresar con tu cuenta de Facebook o Twitter, y ahí te encontrarás una lista con todas las categorías. Busca “Mejor blog de innovación y sostenibilidad” y añade la dirección del blog, y ahí un poquito más abajo haces click en “Votar”. ¡Gracias por todo el apoyo! ¡Un abrazo!  

Algo en lo que ya creía, y en lo que ahora creo aún más

$
0
0

Algo en lo que ya creía

Estoy en México DF participando en un taller sobre diseño, sostenibilidad e innovación social, y me siento como cuando era niña y descubría un juego y lo quería jugar todo el día y con todas las personas que se me cruzaban por el frente. Sé que debo sonar súper ñoña, pero es la pura verdad.

Hasta ahora han sido dos días y medio llenos de cosas que me gustan: lugares nuevos, comida rica, gente compartiendo ideas súper interesantes, conversaciones sobre las infinitas conexiones que hay en todas partes (y se puede decir que me gustan las conexiones)... en fin, estoy aprendiendo mucho y sinceramente no sé en qué parte de mi cabeza voy a acomodar todas estas cosas, y de hecho ya usé la mitad del cuaderno que traía para tomar notas (y todavía me falta más de la mitad del taller). Tenía la plena intención de terminar una publicación que tengo "en remojo", con un top 10 de mis paisajes naturales favoritos (y con la que espero inspirarte a recorrer este maravilloso planeta), pero pasan dos cosas: 1) Estoy con el cerebro sintonizado con otros temas, y me está costando mucho trabajo terminarla porque —a pesar de que viajar es una de mis actividades favoritas— mi mente se va para otro lado, y 2) Me di cuenta de que ese "otro lado" realmente no es otro lado, sino ESTE lado, el de este blog, las cosas que pienso sobre lo que escribo aquí y la razón por la que creo que Cualquier cosita es cariño. Así que le hice caso a mi cerebro —o mi cerebro se hizo caso a sí mismo, jajaja—, volví a cerrar la publicación con el top 10 de paisajes naturales y decidí compartir contigo una idea que ha estado fija en mi cabeza desde que empecé el taller. No es nueva, pero siento que ahora la puedo ver más claramente y con mayor nitidez. Aquí va: Los pequeños cambios pueden generar enormes resultados Te dije que no era nueva. El nombre del blog ya lo dice todo: si hay algo que me mueva a compartir mi búsqueda de una vida más sostenible es precisamente el hecho de que creo que a través de cosas pequeñas —que son insignificantes sólo en apariencia— empezamos a cambiar el mundo entre todos. Pero la cosa es que es fácil dejarse convencer de lo contrario, caer en la trampa de "todo está demasiado lejos, todo es demasiado grande, y todo es demasiado difícil" y quedar paralizado y con la sensación de que no hay nada que podamos hacer. Incluso yo, que en general me siento tan convencida del poder de las pequeñas cosas, a veces siento que todo se me sale de las manos. Y es que es normal... realmente hay cosas que sí son demasiado grandes, o están demasiado lejos. Pero incluso esas, abordándolas desde otros ángulos y con la estrategia adecuada, se convierten en cosas manejables y que caben dentro de nuestras manos. En dos días nos han compartido tantas experiencias sobre iniciativas que han generado cambios enormes a partir de acciones diminutas, que siento que esa idea —la del valor de las pequeñas cosas— pasó de ser algo en lo que QUIERO creer, a ser algo en lo que CREO 100%. Y me encanta. Como te dije, todavía no sé en qué parte de la cabeza voy a acomodar todo lo que estoy aprendiendo. Me siento como una malabarista con un montón ideas en el aire, tratando de mantener la concentración para que no se me caigan... pero no como en "¡Auxilio, no sé qué hacer con esto!" sino más bien como en "¡Más, más, quiero malabares nuevos!" jajaja. No sé si eso tiene sentido... ¿lo tiene? En fin. Estoy en proceso de entender la mega-dosis de aprendizaje en combo completo que estoy recibiendo en estos días, y seguramente lo iré compartiendo todo contigo por este medio, a manera de nuevas publicaciones. Por ahora simplemente quería contarte lo contenta que estoy, y lo completamente convencida que me siento —ahora más que nunca— del poder y el valor de las cosas pequeñas. Me voy a dormir que mañana me espera otro día intenso de taller, pero te dejo con esto que dijo Leyla (la organizadora del taller):
El mundo está en constante cambio. Puedes participar en ese cambio de manera consciente o inconsciente, pero SIEMPRE participas. 
A mí me parece una manera genial (¿reveladora?) de verlo, ¿tú qué opinas? ¿se te ocurren maneras de participar conscientemente del cambio? ¡Te espero en los comentarios!   Captura de pantalla 2015-10-21 a las 12.35.59 p.m. Haz click aquí para votar¡Cualquier cosita es cariño está nominado a los premios Bitácoras 2015 en la categoría de mejor blog de innovación y sostenibilidad! Si te gusta el blog y disfrutas lo que escribo y lo que comparto, te invito a que me apoyes con un voto. Puedes votar haciendo click aquí. Después sólo tienes que ingresar con tu cuenta de Facebook o Twitter, y ahí te encontrarás una lista con todas las categorías. Busca “Mejor blog de innovación y sostenibilidad” y añade la dirección del blog, y ahí un poquito más abajo haces click en “Votar”. ¡Eso es todo! ¡Un abrazo!  

Toma nota para tu próximo viaje: mi top 10 de paisajes naturales

$
0
0

Mi top 10 de paisajes naturales

Tenía planeada esta publicación para la semana pasada y decidí contarte otras cosas. Pero ya llegó el momento: toma nota, prepara las maletas y prepárate para una dosis de inspiración viajera (y de amor planetario).

He tenido la suerte (y bueno, también la determinación, que no puedo decir que haya sido sólo azar) de viajar por lugares realmente hermosos. Cada viaje que hago, aún si es corto y cercano, me convence cada vez más de lo maravilloso que es este planeta... ¿cómo es posible que un minúsculo punto perdido en medio del universo albergue climas y paisajes tan diversos? Aprovechando que estoy de viaje en este momento he decidido compartir mi top 10 de paisajes naturales esperando que te sirva de inspiración para tus próximas expediciones. Esta lista no tiene ningún orden en particular, no va de "más preferido" a "menos preferido" (de hecho seleccionar sólo 10 resultó ser una tarea muchísimo más difícil de lo que hubiera pensado), simplemente se trata de una selección de algunos de mis paisajes favoritos, de mi colección personal de lugares... que es lo que más me gusta coleccionar. Aquí van: Vinales-Cuba

Valle de Viñales, Cuba

Viñales está en la provincia de Pinar del Río, en la parte más occidental de la isla de Cuba. Es una zona de cultivo de tabaco, cubierta de verde por donde se mire y con una geografía muy particular. El pueblo es tranquilo, está rodeado de cuevas y mogotes (las montañas que se ven en la foto), la gente anda en bicicleta y las gallinas recorren las calles perseguidas por sus pollitos. Mucha gente decide quedarse en la Habana o en Trinidad... también hay gente que prefiere irse a Varadero a un hotel todo-incluido (eso último no lo entiendo, pero bueh). Pero yo creo que para ver lo más bonito de Cuba, hay que ir a Viñales. Macchu-Picchu

Machu-Picchu, Perú

Machu-Picchu no podría ser más famoso... pero aquí no me estoy refiriendo al pueblo Inca —que se merece cada gota de la buena fama que tiene— sino a las montañas que lo rodean; ese es un paisaje para el que nadie me había preparado, y nadie me hubiera podido preparar. Había visto miles de fotos de Machu-Picchu pero ninguna le hace justicia a lo que uno ve cuando llega... y por supuesto ésta tampoco; es que es imposible capturar la belleza —y el tamaño— de esas montañas. Justo al entrar al poblado, al mirar a la derecha, se ve este pedacito de cordillera. Machu-Picchu es considerado una de las siete maravillas del mundo moderno... y creo que gran parte de ese crédito se lo debe a la maravilla de paisaje que lo rodea. Olimpos-Turquia

Playa de Olympos, Turquía

Esta playa suele estar llena de gente. Debo confesar que yo preferiría que estuviera vacía, pero con el tiempo he aprendido a aceptar que muchos lugares bellos son atractivos para muchos públicos, y que estar ahí con otras personas (siempre y cuando sean respetuosas del espacio en el que están y las experiencias de quienes los rodean) no es el fin del mundo. Olympos está en la provincia de Antalya y es parte del Beydağları Coastal National ParkLa playa no es de arena sino de piedras medianas y pequeñas, y está rodeada de rocas grandes y montañas cubiertas de verde. Entre toda esa vegetación se esconden las ruinas de la antigua ciudad de Olympos, que en algunas partes se asoman, pudiéndose ver desde la playa mientras uno toma el sol. Choco-Colombia

Playas de Guachalito, Colombia

Este es uno de los paisajes más impresionantes que he visto. El océano Pacífico, la playa de arena oscura, las montañas cubiertas por una de las selvas más lluviosas del planeta, la selva cubierta por la neblina y las ballenas jorobadas disfrutando del agua acompañadas por sus bebés. Este es un lugar de difícil acceso —está a 45 minutos en lancha de Nuquí, y a Nuquí sólo se puede llegar en avión desde Medellín—, pero vale la pena (de hecho, posiblemente parte de su encanto se debe a que está tan "lejos de todo"). Estoy segura de que es un lugar bonito durante todo el año, pero las presencia de las ballenas entre julio y octubre hacen que sea casi mágico. Plitvice-Croacia-2

Lagos Plitvice, Croacia

Croacia es un país con muchas playas famosas, pero estoy segura de que ningún paisaje playero croata supera la belleza de estos lagos. Plitvice es un Parque Natural Nacional que está en la región de Lika, y consiste en una serie de lagos que se conectan entre sí por cascadas de diferentes tamaños; el color del agua es turquesa brillante, tan brillante que a veces parece que saliera luz del fondo del agua. Hay muchas aves, ratoncitos de campo que se cruzan en el camino, ranas cantando en las plantas acuáticas y patos y peces que nadan y disfrutan las suaves corrientes. El Chaltén, Argentina

Cerro Fitz Roy, Argentina

En Argentina hay muchos paisajes bellísimos pero —a mi parecer— ninguno como este. Al cerro Fitz Roy se llega desde un pueblito de 1600 habitantes que se llama El Chaltén; yo no llegué hasta la cima —ni lo intenté, se le considera uno de los cerros más difíciles de escalar del mundo— pero sí hasta la Laguna de los Tres, que queda justo en la base. Son 4 horas de caminata desde el pueblo para llegar a la laguna, durante las cuales se cruzan quebradas, pequeños bosques y caminos rocosos, todo el tiempo con la vista espectacular que aparece en la foto.

Alfaraz de Sayago

Alfaraz de Sayago, España

Este es un paisaje que visité gracias a una bella coincidencia de la vida. Alfaraz de Sayago es un pueblito que queda cerca de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Estuve ahí en verano en el año 2011, y aunque el pueblo en sí no tiene nada en particular (es un pueblito lindo como muchos otros), el paisaje que lo rodea sí se me quedó grabado en el corazón. También es posible que eso haya pasado porque estuve ahí con una de mis personas favoritas en el mundo mundial ♥ Salar de Atacama, Chile

Salar de Atacama, Chile

Paisaje onírico como pocos, el Atacama esconde un montón de tesoros que uno difícilmente puede imaginar que se encuentren en un desierto. Lagunas, geysers, dunas... ¡tantas cosas bellas! Pero creo que mi favorito es el salar, una planicie blanca en la que una delgada capa de agua hace que todo se refleje como si fuera un espejo, y que permite el desarrollo de bichitos que sirven de alimento a los flamencos. Si alguien me hubiera descrito un lugar como ese, hubiera pensado que no era real. Frailecillo, Islandia, Látrabjarg

Látrabjarg, Islandia

Esta foto no califica 100% como foto de paisaje... pero es que, a pesar de la indiscutible belleza del lugar, lo que más me gustó fueron las rocas llenas de frailecillos. Látrabjarg es el acantilado de aves (bird cliff) más grande de Europa, con 14 kilómetros de longitud y hasta 440 metros de altura. Es sólo uno de los muchísimos paisajes increíbles de Islandia (uno de mis destinos de viaje favoritos... algún día le tengo que dedicar una publicación completa), pero es tan impactante que puedo afirmar con confianza que es el lugar que más me gusta de todo ese país. IMG_3735

Comino, Malta

Empecemos con el nombre: ¿cómo no me va a gustar una isla que se llama Comino? Ésta es una isla de 3.5 km² de superficie que está entre Malta y Gozo, sólo tiene 4 habitantes (que se turnan para atender a los visitantes veraniegos) y es un santuario de aves y reserva natural. Como si eso no fuera ya suficientemente maravilloso, Comino está formada principalmente por enormes acantilados y grutas que fueron usadas en la edad media por piratas y mercaderes, y rodeada por un mar lleno de vida y de colores que van del azul cobalto al turquesa, pasando por todos los azules-verdes-verdosos que te puedas imaginar.
  Como te dije antes, seleccionar 10 lugares resultó ser una tarea más difícil de lo que pensaba... siento que dejé por fuera muchos otros que me encantan, ¡es que hay lugares bellos en todos lados! Sin embargo creo que esta es una buena selección de mis paisajes naturales favoritos, y espero que te sirvan de inspiración para tus próximos planes de viaje, y —por supuesto— como motivación para cuidar este planeta tan bonito que tenemos. ¿Qué te parecieron? ¿Conoces alguno de los lugares que puse en la lista? ¿Cuál te llamó más la atención? ¿Cuáles me recomendarías para futuras aventuras? ¡Te espero en los comentarios!

Sobre la compasión selectiva

$
0
0

Sobre la compasión selectiva

Ya es mucho lo que se ha comentado sobre los atentados en París, y también sobre el posterior bombardeo francés a Siria. Yo no estoy suficientemente enterada sobre asuntos históricos y bélicos para compartir una opinión responsable con respecto a lo que ha pasado... así que no es de eso de lo que voy a hablar. Pero sí voy a aprovechar el marco de esas dos noticias para hablar de algo que tienen en común.

De lo que voy a hablar es de un mal que no es nuevo, que se manifiesta de manera cotidiana (aunque por lo general lo pasemos por alto), que se ha hecho particularmente evidente en los días subsiguientes a los ataques en París y del que casi todos —¿o todos?— somos víctimas: la compasión selectiva. La compasión, según la RAE, es un "sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien". La expresión compasión selectiva habla por sí misma: hacemos (de manera consciente o inconsciente) una selección de las personas/seres/causas que "merecen" nuestra compasión, y dejamos pasar todo lo demás. Hasta cierto punto es algo normal —y diría yo que a veces hasta sensato— pues preocuparnos por todos los males del mundo con la misma intensidad sería un quebradero de cabeza, y estaríamos todos en un camino seguro hacia la locura; sin embargo no puedo evitar sentirme incómoda ante el evidente filtro que hemos aplicado colectivamente a los hechos recientes, compartiendo mensajes de solidaridad con los parisinos y cubriendo nuestras fotos de perfil con banderas de Francia mientras ignoramos atrocidades similares que sucedieron casi al mismo tiempo en otras latitudes. Y no es la única situación en la que he sentido esta incomodidad; para poner otro ejemplo, en julio de este año las redes sociales se vieron inundadas con imágenes, enlaces y mensajes de indignación que hacían referencia al asesinato de un león del Parque Nacional Hwange en Zimbawe. Cecil, el león, despertó toda la indignación y la compasión que difícilmente despiertan las vacas, cerdos, gallinas y otros animales "de granja" que son asesinados cada minuto, o incluso otros leones que simplemente no son célebres.

¿Por qué? ¿Por qué son más "nuestros" los parisinos que los beirutíes? ¿Por qué nos duelen más los leones —célebres— que las vacas?

Yo no sé la respuesta a estas preguntas, pero supongo que al menos algo tiene que ver con la percepción —siempre subjetiva— de belleza (al león se le ve como un animal majestuoso, a la vaca directamente como un producto), con la fama (cuando pensamos en París se vienen a la mente un montón de imágenes idílicas aunque nunca hayamos estado ahí, pero cuando pensamos en Beirut difícilmente podemos hacernos una imagen mental), con cuestiones culturales, con lo que nos cuentan los medios y con lo que nosotros elegimos leer. Pero bueno, yo no quiero —ni tengo por qué— juzgar a nadie. Tenemos el derecho de indignarnos, afligirnos y hacer duelo cuando sintamos que así es necesario; pero vale la pena tener en cuenta que la compasión selectiva es un mal que puede tocar todos los rincones de nuestras vidas y agarrarnos por sorpresa cuando menos lo esperamos, incluso a quienes creemos estar evitando sus tentáculos. Por eso no me quiero extender más analizando las raíces del problema (que tampoco sabría como hacerlo) sino que quiero hacerte un invitación. No solo a ti... quiero hacerme una invitación y extenderla a toda la humanidad: Hagamos que crezca nuestro círculo de empatía Yo creo que no sólo es posible, sino necesario y urgente. Somos muchos seres vivos sobre este planeta, y los humanos actuamos con frecuencia como si estuviéramos solos, como si el resto de los animales hubieran sido puestos aquí para que los explotemos como más cómodo nos resulte. Y está claro que esa lógica no sólo se la aplicamos a los animales: también tenemos la capacidad de acabar con poblaciones humanas, de infligir torturas y horrores a otras personas cuando se "cruzan" en el camino de los objetivos egoístas de unos cuantos. No tiene sentido lo que nos estamos haciendo. Estamos poniendo fronteras en las fronteras, cuando somos sólo unos de los tantos afortunados habitantes de un planeta diverso, maravilloso, poblado de seres que se relacionan entre sí de maneras que dudo que algún día lleguemos a comprender. Todo interconectado, todo interdependiente.
La dignidad no es un asunto privado, porque nuestra vida está tan entrelazada con la de los otros que la dignidad privada es imposible.John Holloway
A mí me duelen tanto los muertos de París como los de Beirut, los de Yola y los de Colombia. Sus familias también sufrieron por igual, sin importar el idioma que hablan, la ropa que visten ni lo "bonita" que sea su ciudad de origen. Me duele tanto la muerte de Cecil como la de los miles de millones de vacas, cerdos, gallinas y peces que nunca tuvieron nombre, porque nunca fueron importantes para nadie. Cada uno de ellos valoraba su vida tanto como tu perro, tu gato o tú misma/o, ninguno quería morir. En nuestro enorme-pequeño planeta las cosas que le pasan a un solo ser vivo nos están pasando, por extensión, a todos. Desearía saber de qué otras maneras puedo poner de mi parte para evitar que esto siga sucediendo, para evitar que sigamos acabando con nosotros mismos. Por lo pronto te comparto mi urgente invitación —con la esperanza de que la compartas también— y que seamos cada vez más quienes queremos hacer crecer nuestro círculo de empatía. Y es que ser empático y solidario con nuestros amigos y familia, con nuestros animales y con quienes nos caen bien es muy fácil... la verdadera prueba consiste en aprender a ser empáticos y solidarios con aquellos a quienes no conocemos, con las personas a las que nunca les hemos visto (ni les veremos) la cara, con los animales que ni siquiera sabemos que existen y también con aquellos que, a pensar de sus propios deseos, son forzados a convertirse en productos para que podamos mantenernos inmóviles en nuestra zona de confort. Para cerrar, te dejo con este texto extraído del libro "La trama de la vida" de Fritijof Capra:

[white_box]"A medida que se desarrolla el siglo XXI, es cada vez más evidente que los principales problemas de nuestro tiempo —energéticos, medio ambiente, cambio climático, seguridad alimentaria, seguridad financiera— no pueden entenderse de manera aislada. Son problemas sistémicos, lo que significa que están todos interconectados y son interdependientes. En última instancia, estos problemas deben ser vistos como diferentes facetas de una sola crisis, que es en gran medida una crisis de percepción. Se deriva del hecho de que la mayoría de las personas en la sociedad moderna, y especialmente nuestras grandes instituciones sociales, se suscriben a una cosmovisión obsoleta, una percepción de la realidad insuficiente para hacer frente a nuestro mundo superpoblado y globalmente interconectado."[/white_box]

¿Aceptas mi invitación? ¡Te espero en los comentarios!

Los amigos no se compran

$
0
0

Los amigos no se compran

Suena bastante obvio, ¿no? Sin embargo esa noción tan básica es recibida por algunas personas como una idea descabellada. Hoy te cuento lo que yo pienso al respecto.

Este fin de semana me tuve que enfrentar, una vez más, con una situación de abandono de un animal de compañía. Ya perdí la cuenta de cuántas veces me he visto envuelta en situaciones similares: voy caminando por ahí y de repente me encuentro con un animalito que me mira con ojos tristes y asustados, y no soy capaz de ser indiferente. Y conste que ni siquiera soy una de las verdaderas valientes... valientes me parecen las personas que tienen refugios que rescatan y sostienen animales contra viento y marea, como este, este o este; yo soy una persona común y corriente, sólo que con el corazón demasiado blando para seguir de largo ante el encuentro con un animal abandonado.

La mayoría de la gente que compra animales no ve nada de malo en hacerlo...

Afortunadamente la historia del fin de semana tuvo final feliz: la perrita consiguió un nuevo hogar y salió de las manos de una familia irresponsable que no la cuidaba como debía. Pero ese final feliz también me recuerda que las cosas no pintan tan bien para la grandísima mayoría de animales que son abandonados diariamente; por eso decidí abordar este tema en la publicación de hoy, aprovechando además que se acerca la navidad y ésta es una época en la que muchísima gente toma la —triste y mal informada— decisión de comprar animales como regalo. Y es que la mayoría de la gente que compra animales no ve nada de malo en hacerlo... a fin de cuentas es algo legal, muchas otras personas lo hacen y se hace así desde hace mucho tiempo, ¿no? Pues no. Yo he aprendido que legal no es lo mismo que moralmente aceptable, que el hecho de que otras personas lo hagan no significa que esté bien, y que algo se haga desde hace tiempo es cualquier cosa menos una justificación para seguir haciendo las cosas sin cuestionarlas. Vamos a revisar por partes el asunto: primero te comparto 3 razones por las que no es una buena idea comprar a tus amigos animales, y después te dejo con 5 razones por las que adoptar es la mejor decisión, la más responsable y la más amigable con el planeta y sus habitantes. 3 razones para NO comprar animales

1. Los animales no son accesorios (y por lo tanto no deberían ser comercializados como tales)

Lo creas o no, hay un montón de gente que compra perros y gatos cada vez que una raza específica se pone de moda, para poder "lucirlos" como si se tratara de un par de zapatos de alguna marca famosa, y dejarlos en la calle una vez crecen y dejan de ser tiernos cachorros, cuando se enferman (algo bien frecuente con los animales de "raza pura") o cuando se convierten en una molestia por cualquier otro motivo. Eso ni siquiera significa que esas personas sean "malas"... yo creo que más bien son víctimas de una profunda ignorancia y de una educación muy pobre en cuanto a respeto a otros seres vivos. Amigo, no accesorio. Por ejemplo España, que está en el lamentable podio del país europeo con mayor número de animales abandonados al año (rondando en unos 200.000), es una de las principales puertas de entrada de tráfico de cachorros en Europa. En un artículo que publicó El Mundo hace un año nos pintan este panorama:

"... empiezan a sacar varias jaulas con cachorros hacinados y los llevan al interior de un almacén. Hay 150 perros de diferentes razas que llegan magullados, deshidratados y con heridas en las patas. Alguno incluso está muerto. El dueño de la tienda paga 30 euros por cada uno de los cachorros. Después, en estas fechas navideñas, los venderá por 500..."

La compra y venta de animales refuerza la idea de que ellos son objetos y están aquí para que los usemos a nuestro antojo; al final de cuentas —como en cualquier otro tipo de venta— se trata de un asunto de oferta y demanda: mientras haya personas interesadas en comprar, habrá personas haciendo hasta lo imposible por "renovar inventario", poniendo por encima sus preocupaciones financieras e ignorando las necesidades y los sentimientos de miles de seres que tienen la mala suerte de nacer siendo considerados mercancía.

2. Los animales de raza son producto de la manipulación genética

Y antes de entrar en polémicas, valga aclarar que no pienso que cualquier manipulación genética es intrínsecamente mala, pero eso es tema para otro día. El asunto con los animales de raza es que nacen del capricho de los humanos, de las ganas de tener un perro o un gato con X y Y particularidades sin importar si esas particularidades llevan al animal a tener una vida incómoda y llena de enfermedades¹. Displasia de cadera en Labradores y Pastores alemanes, ulceración crónica de los ojos en Pequineses, desórdenes autoinmunes en Siberianos, problemas respiratorios en Bulldogs, párpados que crecen hacia adentro en Pugs, epilepsia en Beagles, luxación patelar en Shih Tzus, cáncer en Boxers, problemas de columna vertebral en Dachshunds (perros salchicha), problemas cardíacos en los Doberman, glaucoma en Poodles, diabetes en Schnauzer, colapso de tráquea en Chihuahuas, torsión gástrica en los Gran Danés, riñón poliquístico en gatos Persas, atrofia muscular espinal en gatos Maine Coon... Bulldog antes y después Esto NO está bien La lista podría seguir hasta cubrir todas y cada una de las razas existentes. Estos pobres animales son el resultado de décadas de reproducción endogámica y forzada (sí forzada... si a esos perros y gatos les dieran la oportunidad saldrían a aparearse con cualquiera, de cualquier raza, en lugar de con sus primos, sobrinos, padres y hermanos) que busca reforzar y acentuar sus características particulares² (podría hablarse a veces de deformidades) y tiene como resultado un acervo genético empobrecido. Por eso terminan siendo animalitos híper-sensibles y enfermizos, y por lo tanto más susceptibles al abandono de familias que los adquirieron sin tener en cuenta lo que implica el cuidado de un animal de compañía.

3. Los animales de raza son "producidos" en masa y en condiciones deplorables

Las fabricas de cachorros (en inglés puppy mills), como su nombre lo indica, se dedican a reproducir perros y gatos de raza pura para obtener beneficios económicos sin preocuparse por el bienestar de los animales. Empiezan a preñar a las hembras desde el primer celo y las mantienen encerradas en jaulas en las que difícilmente pueden moverse y donde desarrollan atrofias musculares, problemas cutáneos (por las condiciones precarias de aseo) y ansiedad, llegando a auto-mutilarse. Cuando dejan de ser "buenas reproductoras" las tiran a la calle o las matan. Las condiciones de las fábricas de cachorros Se cree que sólo en EEUU hay alrededor de 10.000 puppy mills (de las cuales menos de 3.000 son reguladas), que "producen" más de dos millones de cachorros al año... en ese mismo país llegan 7.9 millones de animales a los refugios cada año³ y a 2.7 millones de ellos se les aplica la eutanasia aunque estén sanos. Y obvio, eso no pasa sólo allá... pero obtener datos sobre otros países suele ser difícil pues no se hace mucho seguimiento (o al menos no se publican los resultados). Existen organizaciones que se dedican al rescate de animales que vienen de fábricas de cachorros, como National Dog Mill Rescue. Creo que el hecho de que tenga que existir un grupo de personas dedicadas a sacar a los pobres animales de las manos de quienes sólo quieren lucrarse con ellos ya dice demasiado, pero por si acaso hace falta confirmarlo te comparto estos videos (no temas, que no muestran nada sangriento y hay final feliz): https://www.youtube.com/watch?v=G3WL6Cz4oKA https://www.youtube.com/watch?v=C34ML7b_WuM Es posible que seas una orgullosa/o familiar de un animal comprado y de raza pura, que lo tengas porque lo amas, que estés dispuesta/o a cuidarlo hasta el fin de sus días y a través de sus momentos más difíciles, y que jures que lo adquiriste en un criadero "responsable"... sí, es posible. Pero si es así, eres una/o en un millón, y en todo caso al comprar a tu perro/gato estimulaste —aunque sea sin querer— una industria que se lucra a través de la explotación de seres vivos y que contribuye a que miles de animales sean abandonados o mueran en los albergues esperando por una oportunidad. Por otro lado, en países en los que haya animales en la calle o en los albergues (o sea, básicamente todos) es imposible hablar de "criaderos responsables"; sin importar cuán cuidadosos sean y cuáles sean sus estándares de trato a las madres y cachorros, no es responsable seguir trayendo animales a una sociedad en la que la gente los usa y los tira como si se tratara de cosas desechables. Pero bueno... ahora pasemos a la parte feliz: 5 razones para adoptar un amigo

 1. Consigues a un compañero único

Cada animal es único sin importar si es mestizo o de "raza pura", eso es verdad. Pero los mestizos (que son los que la mayoría de la gente rechaza) resultan de mezclas inesperadas que hacen que cada uno sea un mundo, con características físicas que difícilmente se repiten de uno a otro. Hace tiempo se popularizó una campaña que se llevó a cabo en Costa Rica y que se llamó "Razas Únicas"; si acaso no la conoces todavía, la puedes ver aquí.

2. Consigues un compañero sano

En los refugios se esfuerzan mucho por ayudarle a los animalitos enfermos a recuperar su salud y por entregar en adopción sólo a los que estén en buenas condiciones... algo que muchas tiendas de mascotas pasan por alto, pues están interesados en la venta y no en el bienestar del animal. Además —tratándose de animales mestizos— el acervo genético es amplio, lo que significa que hay menor riesgo de que tu nuevo amigo sea híper-sensible a enfermedades comunes o que sufra de enfermedades congénitas.

3. El dinero tiene sentido

Al ser más sensibles y enfermizos, los animales de "raza pura" implican muchos más gastos veterinarios, además del dineral que te cobran las tiendas de mascotas o los criaderos para poder obtener un cachorro (¿ya mencioné que me aterra que vendan a los animales como si fueran accesorios?). Los refugios suelen cobrar una cuota de adopción —muchísimo menor al precio de venta de un cachorro de raza— que cubre las primeras vacunas y la esterilización, y que les ayuda a cubrir gastos de los cuidados de otros animales... así que tu dinero pasa a ser parte de la solución y deja de ser parte del problema.

4. Salvas una vida

Como te conté antes, millones de animales llegan cada año a los albergues y muchos otros millones mueren en las calles. Cuando adoptas en un refugio no sólo le estás dando una nueva vida a ese animalito en particular sino que estás "abriendo una vacante" para que otros animales puedan ser rescatados. Estas son mis amigas Mis compañeras inseparables, adoptadas en dos refugios de Medellín. Me hacen sentir feliz cada vez que las miro. Y sí, están acostadas sobre el "set de fotografía" de esta publicación.

5. Pones tu granito de arena en el lado adecuado de la balanza

Al adoptar en un refugio te mantienes alejado de los criaderos y las fábricas de cachorros, que lo único que hacen es buscar beneficio económico mientras contribuyen a empeorar el problema; en lugar de eso estás apoyando el trabajo de las personas valientes que rescatan y cuidan a los animales que otras personas han abandonado y maltratado. Esos sí que son héroes. raya Para cerrar (y por si acaso te surge la duda), no estoy diciendo que los animales de raza pura no merezcan un hogar ni que tengan la culpa de nada. Ellos son otras víctimas. Lo que sí estoy diciendo es que, mientras haya animales en la calle o esperando por una oportunidad en un refugio, jamás y en ninguna circunstancia me parece justificable estar pagándole dinero a alguien que está reproduciendo a otros animales sólo para suplir necesidades inventadas y para llenarse los bolsillos a costa de la ignorancia de las personas y el sufrimiento de los animales. Por eso digo claro y fuerte: No compres. Adopta. Y si no puedes adoptar, échale una mano a algún albergue cercano, que suelen estar desbordados de trabajo gracias a la ignorancia e irresponsabilidad de quienes ven en los animales un accesorio de moda o un juguete. Puedes apoyarlos dando hogar de paso a algún animalito, o con trabajo voluntario, donaciones en efectivo o en especie... o sacando un rato de tu tiempo para jugar con los animales rescatados y rascarles la panza un rato, que si algo necesitan es un recordatorio de que no toda la humanidad está perdida. ¿Alguna vez has adoptado un animal? ¿Cómo se llama? ¿Qué es lo que más te gusta de él/ella? ¡Te espero en los comentarios!  
  1- The price of a pedigree. Advocates for animals.  2- Cómo han cambiado las razas de perros con el tiempo (de aquí saqué la imagen con los cráneos de Bulldog). 3- American Society for the Prevention of Cruelty to Animals. Shelter intake and surrender - Pet statistics.  Puedes consultar más sobre las fábricas de cachorros aquí, aquí y aquí La imagen del Pastor Alemán con displasia la saqué de aquí. La del perrito en la jaula de puppy mill la saqué de aquí.  

¿Vamos juntos a los premios Bitácoras?

$
0
0

Voy a estar en los Premios Bitácoras, ¿me acompañas?

Bah, bueno... no voy a estar ahí físicamente (aunque me encantaría), pero da igual. Estoy muy muy feliz porque mi blog es uno de los finalistas en la categoría "Mejor blog de innovación y sostenibilidad", y —sé que ya dije esto pero es que es verdad— eso no hubiera sido posible sin tu apoyo y el de todas las personas que me acompañan, de lejos y de cerca, en este viaje hacia una vida más sostenible. Así que quiero sacar provecho de las herramientas tecnológicas del presente (que parecen del futuro), y asistir al evento de manera virtual... y me encantaría que me acompañaras y me ayudes a cruzar los dedos, ¡a ver si gano! Como yo no puedo asistir físicamente, mis amigos de Vivir sin plástico van a estar ahí en representación de Cualquier cosita es cariño, así que estoy en muy buenas manos ♥ La entrega de los premios empieza a las 6:30 pm hora España, que son las 12:30 pm hora Colombia, 2:30 pm hora Chile, etc, etc. Si quieres ir conmigo, ajusta tu reloj y pon una alarma para que no se te olvide nuestra cita, y nos vemos en La Casa Encendida a través de las ondas invisibles de internet (son ondas, ¿cierto?). Aquí te dejo la puerta de entrada. ¡Nos vemos! :-)  

¡Gané!

$
0
0

premios-bitacoras-invitacion-2

¡Uf! ¡No puedo de lo contenta que estoy! Este pequeño espacio que tengo en la web, donde puedo compartir contigo las cosas que pienso y experimento en la búsqueda de una vida más sostenible ha resultado ganador en los Premios Bitácoras 2015 como Mejor Blog de Innovación y Sostenibilidad... ¡todavía no me la creo! Tengo todo que agradecerte a ti, que pasas por aquí a leer, me cuentas tus dudas y tus logros, me compartes tus recetas y tus preocupaciones. Y a mi mamá y R que me inspiran y me acompañan, y a las gatas que son modelos estrellas del blog (ya salen en más de una publicación) y a este planeta maravilloso que me llena de ganas de aprender a cuidarlo. Y a Patri y Fer, de Vivir sin plástico, que fueron mi "cara" en Madrid y no me pude sentir mejor representada. Yo me voy a celebrar esto lejos de la pantalla, pero te dejo un abrazo y todo mi agradecimiento por la compañía y el apoyo. ¡Nos "vemos" la próxima semana!

Guía básica para regalos de navidad responsables

$
0
0

Regalos responsables - una mini guía navideña

Ya lo he dicho antes: no soy muy fan de las celebraciones (puedes leer más sobre eso aquí y aquí), y —en particular— no soy muy fan de la navidad. Pero eso no significa que la odie ni que me pase todo diciembre disfrazada de Grinch.

Lo que me pasa con la navidad es que me parece más una película de terror que una celebración alegre. Y antes de que me abandones para siempre o que me acuses de estar exagerando, pregúntate esto: ¿cuántas personas del mundo crees que tienen realmente una feliz navidad? ¿cuál crees que es el nivel de deuda con el que quedan muchas personas con tal de cumplir con las —desproporcionadas— expectativas de consumo de esta época? ¿cuál crees que es el impacto que tiene en la Tierra el derroche desenfrenado decembrino? No tengo respuestas exactas, pero me atrevo a decir que las respuestas pueden ser: pocas, altísimo, y más del que podemos calcular, respectivamente.

Aprovechando que empezó diciembre quiero compartir contigo una mini-guía para hacer regalos de navidad responsables y con sentido.

Pero —aunque no soy una optimista testaruda— tengo la tendencia a creer que, si ponemos de nuestra parte, podemos cambiarle la cara a las cosas... incluso a las que parecen más irremediables; y la navidad... o mejor el consumo desaforado que la caracteriza, no es una excepción. Así que, aprovechando que empezó diciembre (que me atrevo a decir que es un mes al que el planeta le tiene miedo, pero de eso te hablaré con más detalle en la próxima edición de Eco Eco Magazine) quiero compartir contigo una mini-guía para hacer regalos de navidad responsables y con sentido. Y para hacerlo, invité a una querida amiga y una de mis personas favoritas en el mundo: Cata, alias Curious Visualist, para que me acompañara con sus preciosas ilustraciones. No pretendo ser una experta en la materia; de hecho tal vez soy la menos indicada, pues no suelo dar ni recibir regalos de navidad... o puede ser que eso precisamente me ayude a tener una perspectiva diferente, una mirada "externa a la navidad" que tal vez te resulte útil en el proceso de seleccionar los regalos que quieres compartir con tus seres queridos. Aquí voy: Regalos que deben desaparecer

1- Los regalos que se dan sólo por compromiso

La navidad se ha convertido —como tantas otras fechas— en una excusa comercial... y en ese proceso nos reemplazaron la tradición de intercambiar regalos con nuestros seres queridos por la norma cultural de dar regalos X a todas las personas, cercanas y no tan cercanas. ¿Y qué pasa con eso? Pasa que 1) Estamos estresadísimos pensando en todos los regalos que hay que comprar 2) Gastamos un montón de plata en cosas que en el fondo no queremos comprar y 3) Compramos cosas que posiblemente ni siquiera le van a gustar a la persona que recibe el regalo/compromiso, y que terminan siendo —en el mejor de los casos— reutilizadas como regalos/compromisos para otras personas. ¡Qué cosa más triste dar o recibir un regalo de esos! Para mí la cosa es así: si un regalo no viene del corazón, entonces no vale la pena darlo. De hecho esa es la razón por la que no suelo dar regalos en navidad... porque me gusta ser libre de elegir el momento en que quiero dar un regalo y no quiero que ese proceso tan bonito de mostrar afecto a otras personas (con cosas tangibles o intangibles) se me imponga a través de anuncios publicitarios y tradiciones re-interpretadas por el marketing. Desobediencia civil al regalo - compromiso ¿Mi propuesta? Hacer desobediencia civil al regalo por compromiso. Dar sólo los regalos que realmente quieres dar, y elegirlos de manera que verdaderamente valga la pena darlos.

2- Los regalos que son animales

La humanidad tiene una larga y triste historia de tratar a los animales como objetos. Prueba de ello es que, con apenas algunas excepciones, los animales son considerados por la ley como si fueran un mueble, un objeto de propiedad que no tiene conciencia ni autonomía ni nada de nada. Y lamentablemente esa historia se hace muy evidente en navidad, cuando miles de personas deciden que es una buena idea usar a un animal como regalo, pasando por alto el hecho de que esos "regalos" (a diferencia de un par de medias o una piyama) tienen emociones y necesidades fisiológicas, requieren afecto, espacio adecuado y cuidados (que implican gastos), y que pueden vivir entre 10 y 20 años... algo que resulta ser un inconveniente para muchas personas, que finalmente optan por abandonarlos cuando la época navideña se termina. Sólo en Bogotá en los primeros 15 días de enero de este año ya se habían reportado 250 animales abandonados, número que normalmente corresponde al total de un mes (y que a mí me parece una barbaridad). ¿Qué pasa con este tipo de regalos? Pasa que 1) No hay un análisis de todo lo que requiere un animal, se regala porque es "bonito" sin considerar la responsabilidad que se adquiere, 2) Por lo general responde al impulso y se hace sin tener en cuenta si la persona que recibe el animalito puede asumir la responsabilidad de cuidarlo durante toda su vida y 3) Promueve una manera de pensar especista y financia una industria atroz. Los animales no son regalos de navidad Mi propuesta: no regales abandono. Un animal no es un objeto de moda, es una responsabilidad para toda la vida. Y si estás 100% segura/o de que tu hija/amigo/novia/esposo quiere un animal de compañía, acude a un centro de adopción y dale un hogar responsable a uno de esos animalitos preciosos a los que otras personas les han dado la espalda.

3- Los regalos fast-fashion

Estos puede que sean los más comunes de todos; las tiendas de fast-fashion o moda rápida están (casi literalmente) en cada esquina y ofrecen una variedad apabullante de prendas, accesorios y objetos que se adaptan cómodamente a las necesidades del típico comprador compulsivo decembrino. Con tantos regalos que hay que dar por compromiso (ya hablamos de lo que pienso sobre esos regalos), una tienda de Zara, un Primark o un H&M caen como anillo al dedo para tachar de la lista muchas de las compras pendientes. ¿Y qué pasa con eso? Pasa que 1) La ropa y los accesorios de moda rápida son de pésima calidad, así que —aunque parezcan baratos— realmente salen carísimos si consideramos su vida útil, 2) Estas tiendas están en todos lados... y lo que se vende ahí lo tiene todo el mundo, así que estás comprando prendas para uniformarte con un gran porcentaje de la población, y 3) Financias una industria injusta y contaminante, así que lo que estás regalando es básicamente un "bono de explotación humana y ambiental al otro lado del mundo". Que regalo más feo, ¿no? ¿Fast fashion? No, gracias. Mi propuesta: evita la moda rápida a toda costa. Busca prendas que hayan tenido una producción responsable, con materiales de buena calidad y que no estén manchadas de explotación laboral. Ya sé que los anuncios y las revistas de moda dicen lo contrario, pero NO necesitamos tanta ropa, y SÍ necesitamos un planeta sano y un trato justo a otros humanos, sin importar qué tan lejos de nosotros estén. Obviamente esta lista podría ser mucho más extensa, pero creo que con esos tres puntos al menos empezamos a cubrir una parte importante del terreno. Y ahora me voy directo a contarte sobre tres tipos de regalo que pienso que sí valen la pena, ya me contarás que tal te parecen :-)   Regalos que valen la pena

1- Más experiencias y menos objetos

Pregúntale a tus abuelos sobre lo que más les ha gustado de su vida, y puedo apostar que van a contarte alguna historia increíble y entretenida, sin importar si su casa tiene muchos (o pocos) objetos. Pregúntale a cualquier persona que esté llegando de un viaje cuál fue su parte favorita, y lo más seguro es que te va a relatar alguna experiencia, independientemente de cuántos souvenirs haya traído en su maleta. Y es que es natural... las experiencias —aunque a veces nos engañemos a nosotros mismos— son mucho, muchísimo más valiosas que los objetos. Y con "valiosas" por supuesto no me refiero al precio; muchas de las mejores experiencias que tenemos en la vida son gratuitas, y no por eso las guardamos con menos cariño en la memoria. Lo que me lleva a una frase que me gusta mucho:
Todo necio confunde valor y precio.Antonio Machado
Pero esto no sólo lo digo yo, que soy una fiel creyente del valor de las experiencias (ya te conté sobre mi afición a "coleccionar" lugares); lo confirma un estudio de la San Francisco State University, y puedes leer más al respecto aquí, aquí y aquí. Además estoy segura de que lo puedes confirmar a partir de tu propia experiencia, ¿cierto que sí? Son mejores las experiencias que los objetos Así que esta navidad olvídate de los objetos, ¡están sobrevalorados! En lugar de eso piensa en experiencias que puedas compartir con tus seres queridos, y no tienen que ser viajes a lugares exóticos o saltos en bungee o sky diving... experiencias hay para todos los presupuestos: una invitación al cine, un bono para una clase de cocina o de baile, un picnic preparado por ti, ¡las opciones son casi infinitas! Ten en cuenta que los recuerdos duran más que las cosas (la obsolescencia programada todavía no invade el mundo de las experiencias); y cuando los recuerdos no duran, al menos no terminan llenando de basura el océano ;-)

2- Más cosas (o experiencias) hechas por ti y menos cosas prefabricadas

Hay una razón por la que a los niños les enseñan a hacer regalos con macarrones para el día de la madre: ¡porque son lindos! Bueno, no son lindos lindos, pero sí lo son a su manera porque vienen cargados de puro cariño. Y sí, las mamás son un objetivo fácil: casi cualquier cosa (¿o cualquiera?) que hagan sus hijos les va a parecer digna de enmarcar y poner en un museo, pero creo que ni los corazones más duros pueden negar que hay un encanto especial detrás de los regalos hechos a mano. No tienes que ser modista de alta costura ni tejedora nivel araña de corteza de Darwin; puedes aprovechar alguna receta que te guste, o desempolvar tus plumas de caligrafía, o imprimir alguna foto y regalarla a manera de tarjeta. Da igual si es algo sencillo, al final siempre va a tener más valor porque fue hecho pensando específicamente en esa persona y va a ser un objeto único, que nadie más va a tener. Además es un mix perfecto entre demostrar afecto y ejercitar nuestra propia creatividad.

3- Más cosas (o experiencias) hechas por negocios pequeños, locales y responsables y menos cosas hechas por multinacionales

Y este punto va un poco a lo que ya habíamos revisado en la parte de la moda rápida y los regalos que deberían desaparecer. Las multinacionales no sólo están llenas de plata sino también de investigaciones por sus malas prácticas sociales y medioambientales... ¿quién quiere promover algo así? Regalo local, km 0 Al adquirir cosas o experiencias en negocios locales (y responsables) promueves la economía local, apoyas el trabajo de personas que están construyendo proyectos valiosos y que no sólo están cegados por el lucro, a la vez que reduces el impacto de tu compra pues requiere menos transporte (así que tiene una menor huella de carbono) y genera menor cantidad de residuos por embalaje. Es decir: haces que tu regalo sea parte de la solución y deje de ser parte del problema. ¡Esos son los regalos que a mí me gustan!

4- Bonus track

Y como el tema de hoy son los regalos, no puedo despedirme sin hablar sobre la manera de empacarlos. El papel de regalo tiene una vida útil corta —cortísima—, requiere de muchos recursos para su producción y se convierte inevitablemente en un trozo más de basura que este planeta NO necesita. Así que mi propuesta es evitar el exceso de empaques y reemplazar el empaque de regalo tradicional con materiales que puedas reutilizar de manera creativa. Papel periódico + unos cuantos marcadores de colores = regalo empacado responsablemente, ¡facilísimo!; y para que tengas más ideas, te invito a que visites a Marta de 2nd Funniest Thing, que ella sí que se maneja con estos temas. No necesitamos papel de regalo De nuevo, la lista de regalos que valen la pena podría ampliarse mucho más, pero espero que estas tres ideas te sirvan como inspiración y punto de partida. Me gustaría saber qué añadirías a la lista de regalos que deben desaparecer y a la de regalos que sí valen la pena, ¿me lo cuentas? ¡Te espero en los comentarios!  

Guía expandida: más ideas de regalos de navidad responsables (y bonitos)

$
0
0

Guía expandida de regalos de navidad sostenibles y bonitos

La semana pasada te propuse una mini-guía con 3 tipos de de regalos responsables y bonitos, y otros 3 que definitivamente deberían desaparecer.

Para hoy quise recopilar algunas ideas que pienso que funcionarían muy bien como regalos —adaptándome a las 3 categorías que propuse en la publicación anterior— y que no sólo sirven para navidad sino que puedes tener a la mano para cualquier otro momento en el que quieras dar regalos (que ya hablamos de la desobediencia civil al regalo por compromiso). Aquí van, algunas con enlaces a cosas que a mí me gustan, de diferentes lugares del mundo:

5 ideas de regalos que son experiencias

A mí me gusta pensar que los regalos de este tipo siempre incluyen a la persona que da el regalo, pero no necesariamente debe ser así. Puedes planear experiencias para disfrutar con tu pareja, tu familia o tus amigos, o puedes pensar en opciones para que la otra persona disfrute en compañía de otro ser querido, o —por qué no— en soledad (la soledad es infravalorada, pero de eso hablaremos otro día).

1. Un viaje de fin de semana con todo incluido a algún lugar en el que se pueda disfrutar del contacto con la naturaleza.

Este regalo es, en mi opinión, ideal para tu pareja... no sólo estás dando un regalo buenísimo sino que tú misma/o lo disfrutas junto a la persona que lo recibe: descanso, desconexión, tiempo de calidad juntos... es un mega-mix ganador. El año pasado le di un regalo así a mi novio; a él le encantó, a mí me hizo feliz verlo feliz, y los dos compartimos una experiencia que siempre habíamos querido tener: ver ballenas. (Nota aparte: ojalá el bolsillo me diera siempre para regalos de este tipo jajajaja).

2. Un viaje de un día a un pueblo bonito y cercano. 

Los viajes largos requieren más planeación (y presupuesto), pero seguramente —sin importar dónde vivas— tienes algún pueblo, lago, montaña o parque en las cercanías que vale la pena visitar por un día y para el que no hace falta tener mucha plata. Invita a tu novio/a, hermano/a, amigo/a, a tu papá o a tu mamá, despiértense temprano, tomen un bus y disfruten de un rato agradable en un lugar tranquilo, caminando, nadando o simplemente conversando en el parque del pueblo. Pueblo Rico Pueblo Rico, a menos de una hora de Manizales (Colombia).

3. Un picnic para re-descubrir tu ciudad.

Para ver nuevos lugares no hace falta salir de tu ciudad... seguramente hay muchos sitios que todavía no conoces o que se merecen una nueva mirada, con otros ojos. Este regalo es una excusa perfecta para reencontrarse con amigos y, a la vez, una buena manera dar un regalo genial a varias personas al mismo tiempo. Elige un parque que te guste, cocina algo sabroso o compra algunas cosas ricas para picar y lleva a tus invitados a disfrutar de la ciudad desde una perspectiva diferente.

4. Una invitación a cine.

Los paseos y el picnic requieren un poco más de planeación, y puede que no estés de ánimo o no tengas tiempo de hacerlo. Pero para la invitación a cine no hay excusa: mira la cartelera de tu ciudad, busca una peli que creas que le pueda gustar a tus invitados y avísales para que reserven ese rato para disfrutar del regalo. Mejor aún si para este regalo aprovechas salas de cine independientes que haya en tu ciudad.

5. Una clase para aprender cosas nuevas. 

Para este regalo las opciones son casi infinitas: clases de baile, cocina, yoga, alfarería, dibujo, jardinería, crochet, escalada, caligrafía, grabado, serigrafía, bordado, costura... ¡lo que se te ocurra! Este es un regalo que puede ejercitar el cuerpo y la mente, que lleva a aprender cosas y a mantener despierta la creatividad. ¿Qué puede ser mejor?

5 ideas de regalos hechos en casa

Aquí también hay un mundo de posibilidades, y todo depende de cuáles sean tus habilidades. No vale que digas "no tengo habilidades", porque TODOS tenemos... lo que pasa es que algunas se ejercitan más que otras, y hay muchas que se quedan para siempre inexploradas. Estos regalos funciona en doble vía: la otra persona recibe un regalo genial, lleno de cariño y de la magia que tiene lo hecho en casa, y tú ejercitas tu creatividad, sacudes el cerebro y desempolvas tus antiguas (o no tan antiguas) aficiones para sacarles nuevo provecho. Aquí van algunas ideas:

1. Cosas ricas para comer.

Aunque no seas un as en la cocina, seguramente hay algo que sabes hacer bien o tienes una receta que es como tu hit personal. Y si no, esta es una excelente oportunidad para lanzarte al agua con alguna preparación fácil y sabrosa. Aquí lo ideal es encontrar algo que sea fácil de empacar y que pueda almacenarse por un tiempo; por ejemplo: mantequilla de maní hecha en casacompota de frutas, nutella vegana, granola casera, crocantes chocolatosos... puedes buscar recetas tan sencillas o complejas como quieras, en mi tablero de postres de Pinterest puedes encontrar un montón para elegir. Galletas veganas de chocolate ¡Esta receta estará pronto aquí en el blog!

2. Productos de aseo y cuidado personal más "verdes".

Si lo tuyo no es la cocina o simplemente quieres darle un empujoncito a alguien para que se anime a probar productos más amigables con la salud, los animales y el planeta, ésta es una muy buena oportunidad, y aquí hay algunas ideas: champú en barra, desodorante "el conejo feliz", champú en seco, limpiador facial, infusión de hierbas para la bañera, aceites macerados de plantas, ambientador cítrico en spray. Hasta puedes ofrecer la opción de que los frascos sean retornables... ¿les gustó tu regalo? Pues entonces que te devuelvan el envase si quieren recibir un poquito más ;-)

3. Objetos útiles. 

¿Sabes coser, bordar o tejer? ¿Haces cerámica? ¿Te va bien trabajando con papel? Aprovecha tus habilidades para fabricar o intervenir regalos que no sólo sean bonitos sino también útiles. Bolsas de tela, delantales de cocina, gorritos o bufandas de crochet, cuadernos de notas. El mundo del DIY está en llamas y puedes encontrar tutoriales e ideas en todas partes (Pinterest es una fuente inagotable... ¡hasta peligrosa! jajaja).

4. Tarjetas que cuenten cosas. 

Pocas cosas me parecen menos atractivas que las típicas tarjetas de navidad comerciales... pero las tarjetas hechas en casa tienen mucho potencial. Puedes buscar fotos en las que estés con la persona a la que le quieres dar la tarjeta y así despertar bonitos recuerdos, o seleccionar fotos de un lugar que visitaron juntos o algo así. También puedes hacer un collage usando fotos o revistas viejas, o simplemente escribir algo que quieras decir en un papel bonito y usando tu mejor letra, o por último seleccionando alguna que tengas instalada en el computador. Lo importante es lo que vas a decir, ¿no?

5. Kits de lo que sea.

Está bien, este es un poco trampa porque vas a conseguir cosas que ya están hechas, pero tú misma/o vas a hacer la selección y vas a encontrar una manera bonita (¡y sostenible!) de empacar las cosas. Kits de jardinería, bordado, cocina, caligrafía, grabado, dibujo, reparación de bicis... o —mi favorito— un kit de residuo cero: botella y taza reutilizable y portátil, bolsa de tela, frascos para comprar a granel y, para las chicas, una copa menstrual.

5 ideas de regalos bonitos, responsables y locales

Si las experiencias o los regalos hechos por ti misma/o no se adaptan, todavía hay muchas cosas por explorar dentro de todo lo que ofrecen los negocios locales. Hay algunas iniciativas que, además, apoyan con su trabajo el bienestar de poblaciones vulnerables o donan parte de sus ganancias a ONGs o a refugios de animales... vale la pena buscarlas, pues consigues regalos que alegran por doble vía.

1. Plantas.

Pocas cosas le dan tanta vida a un lugar como una planta, son buena compañía ¡y además hacen oxígeno! Visita el vivero más cercano y regálate un rato de exploración jardinera mientras seleccionas las plantas que mejor se adapten a la persona a la que se las quieres regalar; para novatos, te recomiendo cáctus, suculentas o plantas de aire. También puedes regalar un juego de semillas para que el regalo tenga una dosis de experiencia. Aquí puedes ver algunas cosas que debes tener en cuenta al decidir cuáles plantas comprar.

2. Objetos útiles (aquí también valen).

Aprovecha la oferta de negocios locales para conseguir objetos bonitos de uso cotidiano, que realmente aporten algo a la persona que lo recibe. Cuadernos, agendasagarradores de ollas, piezas de cerámica, repisas de madera, cartucheras, materos, bolsos... sin importar dónde vives, seguramente puedes encontrar alguna tienda que venda productos de iniciativas locales, y ahí podrás encontrar opciones para todos los gustos y presupuestos. O date un paseo por internet, pues la mayoría de estas iniciativas saben aprovechar bien las bondades de las redes sociales. ¡Mucho mejor que irse a una tienda por departamentos!

3. Arte y artesanías.

Y no me refiero a obras carísimas y famosas, sino a piezas únicas o de producción limitada hechas por creativos locales. Afiches, serigrafías, mapas, cerámicas, calendarios ilustrados, canastas, tejidos, prendas de vestir. Son piezas que pueden ser un poco más costosas, pero si consideras el trabajo y talento que hay detrás de cada una te das cuenta de que realmente son mucho más baratas de lo que parecen. Artesanías en Chichicastenango (Guatemala). Artesanías de Chichicastenango (Guatemala).

4. Cosas comestibles.

Si no te da el tiempo ni las ganas de cocinar cosas en casa, puedes recurrir a preparaciones y productos sabrosos que se hagan en tu barrio o en tu ciudad. Mermeladas y conservas, panes artesanales, mezclas de especias... puedes incluso hacer un "kit comestible" haciendo una selección de productos ricos (¡y obvio veganos! ;-)) que sepas que esa persona pueda disfrutar.

5. Cosas usadas.

Puede que estos no sean locales en su fabricación, pero digamos que son como unos "extranjeros nacionalizados" pues ya tuvieron una vida útil y al adquirirlos ahorras el transporte y embalaje de productos y materiales nuevos (con su respectiva huella de carbono). Te puedes dar un paseo por algún mercado de las pulgas, librerías de segunda mano, tiendas de ropa vintage o almacenes de muebles recuperados, y te darás cuenta de la cantidad de tesoros que puedes encontrar, por lo general a precios muy asequibles. 3 ideas para empacar tus regalos

1. Usa empaques que tengan vida útil después del regalo.

Cajas de madera, lata o cartón resistente que sirvan para guardar cosas, canastas bonitas que se conviertan en fruteros o que sirvan para almacenar hilos o lanas o materiales de trabajo, o para que duerman los gatitos.

2. Usa textiles que sean parte del regalo.

Si tu regalo es un kit de pastelería, por ejemplo, puedes envolverlo con un delantal o con una tela que después funcione como paño de cocina. Si tu regalo es un libro usado, puedes envolverlo con una pañoleta usando la técnica del furoshiki. Si tu regalo es una selección de frutas o cosas comestibles, puedes envolverlas en una tela que sirva como mantel de picnic. Si es un kit de residuo cero, puede ir todo guardado en una bolsa reutilizable de tela.

3. No lo empaques.

Y para el final, dejo esta idea absolutamente revolucionaria (jajajaja). ¿Quién dijo que los regalos tenían que estar empacados? Sí, no se puede negar que hay encanto en recibir algo y no saber todavía qué es... pero recibir regalos sin empacar también es bonito, y a fin de cuentas lo que importa es el regalo, no el papel, ni el listón, ni el "lujo" de la bolsa en la que está metido. raya ¿Vas a usar alguna de las ideas que te propongo aquí? ¿Se te ocurren otras que puedas añadir a la lista? ¡Te espero en los comentarios! Muchas gracias a Laura, Beatriz, Laura, Andy, Sayra, Arantza y a todas las personas que me ayudaron con las ideas para esta guía extendida. Espero que la disfruten y la aprovechen :-)  

Cambio climático. 10 datos sobre la COP 21 + algunas ideas

$
0
0

Cambio climático: 10 datos sobre la COP21 + algunas ideas

El sábado, mientras el mundo disfrutaba (o sufría) su fin de semana, se aprobó en París un acuerdo sobre Cambio Climático con el apoyo de 195 países asistentes.

Se han publicado miles de noticias y artículos al respecto, en algunos casos alabando el acuerdo y en otros criticándolo por "tibio". Yo he estado leyendo muchos de esos textos al derecho y al revés, primero porque quiero entender lo que pasó y lo que se viene con el acuerdo (si es que se viene algo), y segundo porque quiero hacer un filtro y compartir algunos de los aspectos más importantes que he encontrado. Por eso creé esta lista con 10 cosas que pienso que debes saber sobre la COP21; algunas suenan bien y otras no suenan nada bien. Por supuesto, hay muchas cosas más que decir sobre el acuerdo que se firmó y sobre todo lo que pasó durante las casi dos semanas que duró la conferencia; pero creo que este es, al menos, un buen punto de partida para entender lo que pasó en París. 10 cosas que debes saber sobre la COP21 Lo que suena bien 1. "COP" viene de Conference of Parties, que es una reunión anual de los países que forman parte del Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. La convención de este año en París fue la número 21 (por eso COP21). La primera se llevó a cabo en Berlín en 1995. Esto quiere decir que hay pesos pesados de la política hablando sobre cambio climático desde hace 20 años (aunque no sé si eso es buena o mala noticia). 2. El objetivo principal de la COP21 fue crear un acuerdo de participación global, para no sobrepasar los 2ºC de aumento de temperatura con respecto a la temperatura de la era pre-industrial; ese es el límite considerado "seguro". Con un aumento mayor, las consecuencias del cambio climático serían —aún más— catastróficas. En el acuerdo final se resalta la importancia de hacer esfuerzos para que ese aumento sea sólo de 1.5ºC. 3. El acuerdo aprobado en París es legalmente vinculante. Esto quiere decir que los países que firman tienen obligación legal (o al menos se supone que la tienen) de cumplir con los puntos del acuerdo, diferente a lo que pasó en la muy criticada COP15 (que se llevó a cabo en Copenhague), donde el acuerdo no implicaba ninguna obligación legal. Era un "yo firmo porque es bonito, pero no lo voy a hacer porque es difícil". 4. 195 países firmaron el acuerdo que muchos medios presentan como histórico. Son 32 páginas que se dividen en dos secciones: el acuerdo y las decisiones. Los puntos clave son: nivel de compromiso, mitigación, adaptación, pérdidas y daños, finanzas, ciclos de revisión y transparencia. Si te gana —como a mí— la curiosidad, puedes leer el documento completo aquí (por ahora está sólo disponible en inglés, francés y árabe). 5. Se harán revisiones cada cinco años sobre los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La primera revisión se propone para 2023, ¡en ocho años! La verdad es que no sé si este punto suena tan bien. Lo que no suena tan bien 6. El acuerdo fue aprobado, pero todavía debe ser ratificado. Es decir, debe formar parte del ordenamiento interno de los países firmantes; el acuerdo todavía debe ser discutido en el congreso o el órgano legislativo de cada país para que sea ratificado a través de una ley (gracias a mi amigo y consultor legal, David "el Tröll"). Sólo entrará en vigor (y por lo tanto será plenamente efectivo) si al menos 55 países, que en conjunto produzcan al menos el 55% de las emisiones de GEI del mundo, ratifican el acuerdo. En conclusión: falta muchísimo. 7. El documento consiste en promesas, más que en compromisos. Los puntos acordados son muy vagos, no se habla de un porcentaje específico de reducción de emisiones de GEI, ni de plazos concretos para alcanzar los objetivos; el documento dice literalmente "lo antes posible"... ¿pero cuándo es eso? ¿un año? ¿doce años? No tenemos ni idea. 8. No se habla de responsabilidades puntuales. Ya hay millones de personas que están siendo gravemente afectadas por el cambio climático, la mayoría de ellas de países con emisiones de GEI que resultan insignificantes al lado de las emisiones de EEUU, China y la Unión Europea. Es decir: los pecados de unos, los pagan los otros... y, si bien en el documento se habla de apoyo financiero a países en desarrollo para generar estrategias contra el cambio climático, no se habla de reparación o compensación por daños y perjuicios a países afectados por desastres que otros están generando. 9. Se cuidaron los intereses de los de siempre. Varios puntos del acuerdo se fueron ajustando de a poco para que no incomodaran demasiado a los más poderosos, por eso no se habla de porcentajes concretos, plazos puntuales, responsabilidades por daños y perjuicios y tampoco se menciona a los combustibles fósiles. La palabra "renovables" aparece sólo una vez en el documento, y en una frase súper blanda que hace referencia a "países en desarrollo" y "particularmente África". Todo-muy-cómodo. 10. No hay sentimiento de urgencia. Los efectos del cambio climático ya están teniendo consecuencias desastrosas en el mundo, con millones de damnificados, islas —habitadas— que desaparecen con el aumento del nivel del mar, deshielo en los cascos polares y conflictos humanos exacerbados por los daños medioambientales, por mencionar apenas algunos ejemplos. Pero en el acuerdo no se percibe apremio, sólo una invitación a revisar los objetivos cada cinco años y un "lo antes posible" que nos deja con sabor a poco. Como dice Bill McKibben en un artículo para el New York Times:

"La ironía es que un acuerdo como éste, adoptado en la primera Conferencia sobre el Clima en 1995, podría haber funcionado".

Lo bueno, lo malo, y lo que podemos hacer Para complementar esta publicación le pedí ayuda a un amigo: Tabaré Arroyo Currás (Tab). Él es especialista en energía y cambio climático y estuvo en París haciéndole seguimiento cercano a la COP21. Hoy conversamos un poco sobre los puntos fuertes, los puntos flojos y la importancia de asumir el cambio climático como un asunto de todos. Aquí te dejo con lo que me contó: Lo bueno Mariana: ¿Qué piensas que fue lo mejor que salió del acuerdo firmado en la COP21? Tab: Desde hace unos años se viene hablando de la importancia de mantener el aumento de temperatura por debajo de los 2ºC. Con esa temperatura no significa que no pase nada... un aumento de 2ºC va a tener muchos impactos; uno de ellos es la desaparición de la barrera de coral, que es importante porque da albergue a muchas especies marinas, que son fundamentales para la cadena alimenticia en los océanos y también son base de la subsistencia para mucha gente en el mundo. Hay muchos otros efectos, pero el de los corales es un punto de referencia que muestra el fuerte impacto socioeconómico, así como la pérdida de la biodiversidad.

Para evitar que esto pase, la temperatura no debe aumentar más de 1.5ºC. Ese fue uno de los éxitos del acuerdo: que nos dice que el límite debería ser 2 grados pero que debemos esforzarnos en no pasar de 1.5. Por primera vez esa cifra aparece en un texto; y no en uno cualquiera, sino en uno que está acordado por 195 países. Es una señal muy fuerte, muy positiva, es un llamado a una acción ambiciosa e inmediata.

Lo malo

M: ¿Cuál piensas que fue el aspecto más importante que se dejó por fuera del acuerdo?

T: Faltaron muchas cosas; por ejemplo, el acuerdo no habla de objetivos concretos para erradicar el uso de combustibles fósiles. Dice que se pretende alcanzar una neutralidad carbónica después de 2050; eso significa que puede haber emisiones, siempre y cuando esas emisiones de una u otra forma se absorban, ya sea con reforestación o con tecnología (como la captura de carbono), etc. Tampoco hay un objetivo claro con respecto a las energías renovables, como por ejemplo una meta de tener 100% energía renovable para 2050. Hubiera sido muy bueno que el acuerdo no sólo dijera “alcancemos neutralidad carbónica” sino que dijera puntualmente “no podemos superar las 565 gigatoneladas de CO2, acumuladas a 2050”. Lo que podemos hacer M: Por último, ¿cuál crees que es el papel del ciudadano común frente al acuerdo y al cambio climático? T: Nosotros, los ciudadanos, somos consumidores no sólo de objetos y servicios, sino de la energía relacionada con esos objetos y servicios. Debemos ser responsables con las cosas que consumimos, para tener un impacto en la energía que se usa en su producción y por lo tanto en las emisiones que generamos indirectamente. Por ejemplo: para hacer un objeto se usa energía y se generan emisiones... tirar ese objeto a la basura es tirar energía a la basura. Acciones como la reducción del uso de electricidad, el uso de medios de transporte sostenibles (andar a pie, en bici, en transporte público), reducir la basura que generamos (apuntando a zero waste), el uso de materiales sostenibles (por ejemplo en arquitectura y construcción), cambiar nuestros hábitos alimenticios (reducir el consumo de carne, comprar local y orgánico), hacer una mejor gestión del uso del agua (además de cuidar un recurso que se agota), proteger los diferentes hábitats y la naturaleza y preocuparnos por la equidad social; todas esas son cosas que están directa o indirectamente relacionadas con las emisiones que generamos, y por lo tanto con nuestro impacto personal en el cambio climático. raya Para cerrar, creo que es muy importante darle perspectiva al asunto, echarle una mirada crítica a lo que se acordó y hacer nuestro propio "acuerdo ciudadano". Los que firmaron el acuerdo fueron pesos pesados de la política. Los que decidirán si se ratifica son los gobiernos de cada país. Los que sí o sí asumen los cambios y los desafíos son los ciudadanos. El cambio climático no es un problema teórico que se discute sólo en elegantes oficinas, sino un problema práctico que hay que enfrentar con cada decisión de la vida cotidiana... lo que hace el acuerdo es reforzar esos cambios desde la perspectiva legal, y esos cambios legales sucederán más fácil y más rápido si nosotros ya hemos adelantado parte del trabajo y empezamos a entender que es necesario y urgente que ajustemos nuestros estilos de vida.

... "abonando el terreno" para los cambios grandes que vendrán después

Las acciones personales pueden parecer pequeñas, pero —aunque a veces nos cueste creerlo— todo suma. No hay que esperar a las leyes para empezar a actuar: yo no robo, y no lo hago porque una ley me diga que no debo hacerlo sino porque respeto las propiedades ajenas como quiero que respeten las mías. Tampoco tengo que esperar una ley que castigue el maltrato animal para decidir que no quiero maltratarlos y hacer lo que está en mis manos para promover la idea de que los animales merecen respeto y vidas dignas, al igual que nosotros. Siguiendo esa lógica, realmente no necesito una ley que diga que debo comer menos carne o que debo usar más bicicleta y transporte público y menos carros particulares... puedo hacer esos cambios cuando yo quiera, y de esa manera estoy "abonando el terreno" para los cambios grandes que vendrán después. No podemos olvidar que el cambio climático no es un desastre que viene y después se va, sino un cambio permanente y progresivo que va a transformar la vida como la conocemos. Lo que pase de aquí en adelante está en nuestras manos. Te dejo con esta genial animación de Vox, que habla sobre la manera en la que entendemos el cambio climático. No tiene subtítulos en español pero hice un texto con la traducción y lo puedes descargar aquí.   https://youtu.be/EbjKcHPmxKQ   ¿Te resultó útil esta publicación? ¿Qué piensas del acuerdo de París? ¿Te gustaría conocer maneras puntuales de reducir tu impacto en el clima? ¡Cuéntamelo en los comentarios!  

También hay que descansar

$
0
0

También hay que descansar

Mucha gente ya está en "modo navidad", tomándose tiempo para dedicarlo a sus celebraciones familiares y a cerrar cosas pendientes para empezar el año que viene "en limpio".

Y o voy a aprovechar estos días para descansar, alejarme de la pantalla de computador (que la he visto demasiado en las últimas semanas) y re-encontrarme con la costura y otras labores no-digitales que tengo rezagadas por los compromisos laborales. Quiero tomarme un tiempo para hacer cosas menos digitales y más a mano, para leer más ficción y menos noticias, para hacer siestas con R y con mis gatas y para ver a los amigos que no veo con frecuencia... así que me despido hasta el próximo año. Volveré a publicar la primera o segunda semana de enero (que todavía no tengo muy claro qué tantas vacaciones necesito, jajaja). Y claro... que estemos de vacaciones y de fiesta no tiene por qué hacernos olvidar de la delicadeza del planeta que habitamos; de hecho pienso que es una época ideal para reforzar nuestros hábitos sostenibles y poner en práctica todas las ideas que tenemos para vivir de una manera más amable. Por eso te dejo cinco publicaciones de este año que pueden servir como punto de partida para alguna conversación con amigos y familiares, y así aprovechar esta época para que más personas se contagien de las ganas de vivir de una manera más equilibrada, sostenible y respetuosa con el planeta y con todos los seres que lo habitan: No me puedo despedir sin decirte: ¡gracias! Este año ha sido lo que ha sido debido —entre otras cosas— al cariño y la energía que le he puesto a este blog. Y este blog no sería nada si no fuera por ti, que lees lo que escribo, lo compartes, me cuentas tus experiencias y experimentos, me escribes tus dudas y me acompañas en esta búsqueda de una vida más sostenible. Espero que el año nuevo venga con muchos más aprendizajes y oportunidades para compartir ideas, y también que venga lleno de cambios, de esos que los humanos necesitamos tan urgentemente para asegurar nuestra existencia (y la de todos los bichos y plantas increíbles que nos acompañan) en este punto diminuto perdido en el espacio, la Tierra. Feliz fin de 2015, feliz comienzo de 2016. Nos "veremos" de nuevo muy pronto, ¡un abrazo enorme!

¿Cualquier cosita es cariño? (+ una idea para que las cosas pequeñas se vuelvan grandes)

$
0
0

¿Cualquier cosita es cariño?

Para empezar el año (y celebrar el cumpleaños del blog) quiero compartir una pregunta y una idea que creo que pueden ser útiles para que los propósitos de año nuevo no se queden sólo en eso, y pasen a ser cosas reales.

Esto lo he querido escribir hace tiempo, pero siempre me pasa lo mismo con los temas que más me gustan: me agobio un poco, siento que no voy a ser capaz de escribir un texto que sea apto para una publicación de blog (como te habrás dado cuenta, me gusta escribir largo), me obsesiono con las conexiones de los temas y me pongo a pensar cosas como "si voy a escribir sobre esto, primero debería escribir sobre aquello para que se entienda mejor", y lentamente se va hundiendo la publicación en la sección de borradores, hasta que un día —como hoy— me decido a terminarla, pulirla y publicarla. Y en ese proceso me doy cuenta de que lo que quería decir no era tan complicado como creía y que podía expresarlo de manera más o menos clara con algunas ideas que más adelante puedo conectar con otras. En fin, empiezo, como dicen, por el principio: Enero es un mes especial. Bah, enero es un mes común y corriente, pero mucha gente tiene un estado de ánimo especial, como motivado. Nos guste o no nos guste hacer propósitos y resoluciones de año nuevo, lo más posible es que al menos se nos haya cruzado por la cabeza la idea de que sería rico mejorar X hábito, o lograr X objetivo... y creo que es normal, a fin de cuentas el comienzo de un año marca un cambio —aunque sea sólo de calendario— y eso inevitablemente nos lleva a plantearnos cosas, evaluar lo que pasó e imaginar lo que viene. Por eso quiero que le saquemos provecho a este mes y a la motivación de comienzo de año para que las metas de 2016 no se queden en el aire. No voy a proponer una lista de apps que ayudan a mejorar hábitos (porque, entre otras cosas, creo que la gente sólo cambia si quiere cambiar, con o sin apps), ni una guía de instrucciones paso a paso para cumplir con las resoluciones de año nuevo (porque cada quien tiene su camino y su ritmo)... pero sí voy a compartir una pregunta y una idea, que creo que, combinadas, son un método casi infalible —que sea realmente infalible depende de uno— para darle buen impulso a cualquier propósito de año nuevo. O de mes nuevo, o día nuevo, que para ponerse buenos propósitos no hay que limitarse a enero.

Primero: la pregunta

¿Cualquier cosita es cariño? No me refiero al nombre del blog, no es que me esté planteando cambiarlo (aunque confieso que se me ha pasado por la cabeza); me refiero a la expresión popular, a la idea de que cualquier cosa —aunque sea pequeña— vale y suma... sobre todo teniendo en cuenta que muchas veces, al plantearnos nuevos propósitos, confiamos en que hacer un cambio pequeñito va a tener un impacto muy grande. Entonces: ¿Cualquier cosita SÍ es cariño? ¿Realmente todo suma? ¿Cada cosa, pequeña o pequeñísima, vale? Yo de verdad creo en el valor —y el poder— de las pequeñas cosas, y pienso que parte importante de los problemas que enfrenta la humanidad (y que enfrentamos los humanos en la vida cotidiana) están relacionados con nuestra dificultad para valorar lo que es pequeño y aparentemente insignificante, y nuestra dificultad para entender el poder acumulativo de esos pedacitos, para bien o para mal. También creo que, globalmente, nos estamos enfrentando a problemas grandes que necesitan grandes soluciones. Pero se nos olvida con frecuencia que la mayoría de esos problemas grandes existen porque son la suma de un montón de problemas pequeños, y por la acumulación de resultados de millones de acciones que parecían insignificantes. Por lo tanto, si somos capaces de cambiar esas cosas pequeñas e "insignificantes" podemos llegar a las grandes soluciones que esos problemas necesitan. Y eso aplica también para las situaciones personales: aún las cosas que sentimos que están fuera de nuestro control —por sus enormes proporciones— suelen estar formadas por cosas más pequeñas, menos complejas, que se pueden ir abordando paso a paso hasta lograr un impacto mayor. En ese sentido pienso que sí, que cualquier cosita sí es cariño y que cada cosa suma.

"ya estamos poniendo de nuestra parte"...

Sin embargo, también pienso que esto de "cada cosa suma" hay que agarrarlo con pinzas... no porque no sea cierto, sino porque se puede convertir en una trampa para que nos durmamos en los laureles. Es muy fácil que, en el proceso de celebrar nuestros pequeños logros, se nos olvide que es importante ir un poco más allá, que nos demos "palmaditas en la espalda" por haber hecho un cambio mínimo y usemos eso como justificación para no hacer cuestionamientos o cambios más ambiciosos. Por ejemplo: podemos ser conscientes del impacto ambiental del consumo de productos de origen animal, pero pensamos que no hace falta hacer ningún cambio en ese sentido porque clasificamos nuestras basuras para reciclaje, y por lo tanto "ya estamos poniendo de nuestra parte". O podemos saber el daño que nos hace el sedentarismo, pero nos convencemos de que no importa porque nos tomamos un batido "saludable" en la mañana y por lo tanto el asunto se compensa. Pues no, el asunto no se compensa; si estamos realmente comprometidos con la sostenibilidad o con nuestra salud (o con lo que sea, que la lógica aplica para cualquier cosa), esos pequeños pasos son un punto de entrada genial... pero no nos llevan a ningún lado si los dejamos morir ahí. Es como si pretendiéramos haber escalado una montaña por el solo hecho de haber puesto un pie en la base. Como ya lo dije antes: el primer paso no es el último, y no debería ser el único. Y con esta reflexión/jalón de orejas, doy paso a la siguiente parte de esta entrada. Segundo: la idea Ok, ya sabemos que cualquier cosita es cariño pero no hay que dormirse en los laureles (le voy a poner ese subtítulo al blog jajaja). ¿Ahora qué? ¿Qué hay que hacer para que esos gestos pequeños se conviertan en cosas grandes que cambien nuestra manera de habitar el planeta? La respuesta la tiene la naturaleza, y el ejemplo perfecto es la semilla. Cada pequeño gesto, cada propósito, cada nuevo hábito puede funcionar como una semilla. Sí, puede ser pequeña, pero tiene el potencial de ser un árbol enorme, que a su vez puede reproducirse y generar infinitas nuevas generaciones de árboles. Pero ella no hace todo ese trabajo sola: necesita terreno fértil, luz, agua y tiempo, así que no tiene sentido que nos sentemos a esperar un gran cultivo cuando tenemos una sola semilla suelta y metida en un cajón. ¿Y qué es un terreno fértil? ¿Qué hace las veces de agua, de luz? Pues depende de cada caso, pero en términos generales creo que un buen punto de partida es una mente abierta, dispuesta a salir de la zona de confort. La luz y el agua pueden venir de muchas partes: conversaciones con otras personas, lecturas, viajes, desafíos y otros nuevos hábitos... cualquier cosa que le ayude a esa semilla a "echar raíces" para que empiece a crecer sana y fuerte. Y hasta aquí llego con la analogía de la semilla, porque no quiero que esta publicación parezca un discurso de graduación del colegio creo que ya sabes de qué va la idea. Bonus: la estrategia Por último, quiero compartir algo así como una estrategia para que ese pie apoyado en la base de la montaña se empiece a mover con ganas y con fuerza hacia arriba. Si vamos a escalar una montaña no podemos dar un salto hasta la cima... bueno, podemos llegar en helicóptero digamos, pero eso no es escalar, así que no vale. Sigamos con la idea de escalar. Hay que dar un paso detrás del otro, y posiblemente sea necesario hacer algo de entrenamiento antes de enfrentarse con el desafío completo.

... un pequeño triunfo, un "tengo esto bajo control"

Para eso, lo ideal es empezar con metas alcanzables. Por ejemplo: estoy segura de que hay gente que se ha vuelto vegana de un día para otro, así a decisión cortante, pero la realidad para la mayoría (incluyéndome) es que hay un proceso de transición... una familiarización con nuevas maneras de ver el acto de comer y de cocinar, un aprendizaje sobre alimentación (porque definitivamente hay que "cambiar el chip"). Entonces, ser vegano de un día para otro tal vez no es una meta alcanzable para todo el mundo, pero por ejemplo tener dos días de alimentación vegana a la semana suena mucho más factible para empezar. Si logras el objetivo vas a sentir un pequeño triunfo, un "tengo esto bajo control" que te pone en mejor disposición para asumir un cambio mayor. De ahí puedes pasar a tres días, y a cuatro, hasta que la idea de una alimentación 100% vegana no te va a parecer para nada intimidante. Uso el ejemplo de la alimentación vegana porque es un comentario/pregunta que recibo con mucha frecuencia, pero la lógica funciona igual para cualquier otra cosa: si empiezas con algo pequeño y aumentas el nivel poco a poco, de manera consciente y constante, al final vas a ver que muchas cosas que parecen imposibles son sencillamente cuestión de costumbre. Además de las metas alcanzables, es importante observar la tendencia a inventar excusas y justificaciones. Todo puede ser fácil o difícil según desde donde se mire y cuáles sean nuestras prioridades y motivaciones, y siempre va a haber espacio para decir "no, esto no lo puedo hacer" o "esto es muy difícil" o "esto es sólo para gente con X estilo de vida"... siempre vamos a tener cierta tendencia a generar excusas para evitarnos la incomodidad de los "terrenos desconocidos". Yo creo que eso es parte natural del asunto, y —sabiendo que no lo podemos evitar al 100%— creo que hay que aceptarlo como parte del proceso y actuar A PESAR de las excusas, que vienen a ser como las piedras en el camino: están ahí, puede que me tropiece, pero sigo caminando en todo caso. raya Todo esto puede sonar a libro de superación personal... y creo que por una buena razón: los propósitos de año nuevo, las intenciones para cambiar hábitos y las ganas de cuidarnos mejor y cuidar más el planeta consisten, de alguna manera, en superarnos a nosotros mismos, superar prejuicios, justificaciones, ideas trasnochadas, comodidades y perezas. Pero aquí no se trata de pegar un post-it en el espejo que diga "eres genial, cree en ti mismo"; más bien se trata de tener un post-it imaginario en la cabeza (uno real se vería muy raro) que nos diga: "sí, buenísimo, pero si te tomas esto en serio deberías ir más allá, y más allá, y más allá. Ahí vas a empezar a ver que esto tiene sentido". ¡Y eso! ¿Cuáles son tus propósitos para este año? ¿Tienes alguna estrategia para llevarlos a cabo que quieras compartir conmigo? ¡Te espero en los comentarios!  

¿Cuál es el jabón más sostenible? + una receta para hacer jabón líquido a partir de jabón en barra

$
0
0

¿Cuál es el jabón más sostenible? + una receta para hacer jabón líquido a partir de jabón en barra

El jabón se ha convertido en una de esas cosas sin las que no podemos vivir. Y sí, yo soy fan (siento genuina felicidad cuando me lavo las manos después de haber estado en la calle, por ejemplo), pero creo que es necesario que empecemos a preguntarnos algunas cosas sobre ese colorido, perfumado y omnipresente producto.

No recuerdo dónde vi o leí (Gracias Google). Donnie Darko dice, en algún momento de la película, que el invento más importante en la historia de la humanidad fueron los antisépticos; no la rueda, ni la electricidad, ni el internet, sino la higiene acompañada de cosas que ayudan a controlar la presencia de bacterias. Y yo pienso que tiene mucho sentido (sin quitarle su debido mérito a los otros mencionados, claro)... a fin de cuentas los antisépticos evitan que cada raspón en la rodilla se convierta en gangrena y que el contacto con cualquier bacteria se convierta en una amenaza mortal. Así que, claramente, ese ha sido un invento esencial para la superviviencia y proliferación de los humanos (que a su vez ha tenido un impacto negativo en la existencia de otras especies, pero no hablemos hoy de temas tan oscuros).

¿Es realmente tan complicada la limpieza?

Teniendo en cuenta el papel vital de los antisépticos —y de la higiene en general— en el bienestar y el aumento de la expectativa de vida de las personas, no es de extrañar que nos hayamos convertido en fans de todo lo que se refiera a limpieza; de hecho ahora la gente lleva gel antibacterial dentro del bolso como si se tratara de un producto básico de supervivencia (pero llevar una botella rellenable para agua les parece demasiado trabajo #TemaParaOtroDía), los productos de aseo del hogar prometen acabar con el 99.9% de las bacterias, las empresas se inventan súper-héroes que nos "salvan" de la suciedad y básicamente nos convencen de que necesitamos un producto de limpieza diferente para cada parte del cuerpo, cada objeto y cada rincón de la casa; y no solo de limpieza básica, sino de limpieza "profesional" (¿qué diablos significa eso?). Pero... ¿es realmente tan complicada la limpieza? ¿de verdad necesitamos tanta asepsia? Yo digo que no. Por un lado, es imposible vivir sin bacterias: están en todas partes, incluyendo nuestro sistema digestivo (donde son, además, habitantes esenciales); por otro lado, mucho se ha dicho ya sobre la importancia de tener algo de contacto con el mugre para desarrollar mejores defensas; y por último, nuestra obsesión con la asepsia no sólo NO está acabando con las bacterias peligrosas sino que las está ayudando a hacerse más fuertes. Aquí va un video de TED-Ed que lo explica claramente: En todo caso hoy no voy a hablar de penicilina ni de gel antibacterial; me voy a centrar en el producto más básico de aseo (y el que se supone que nos limpia y protege para no tener que llegar hasta el uso de antibióticos): el jabón. No recuerdo cuál fue la primera vez que usé jabón... está tan perdido en la historia de mi vida que bien podría afirmar que lo uso desde el día en que nací. Tampoco recuerdo la primera vez que me pregunté cuál es el más sostenible... pero sé que fue hace un buen tiempo; sin embargo, lo único que había hecho (hasta hace muy poco) era asegurarme de comprar barras comerciales que no tuvieran grasa de origen animal y jabones líquidos que no tuvieran triclosán (porque es tóxico para la gente y para el medio ambiente). No estaba haciendo mucho, la verdad. Y es que la pregunta "¿cuál es el jabón más sostenible?" no tiene respuesta fácil; el título de la publicación era una trampa jajaja. Mentira, no era una trampa, al menos no del todo: la verdad es que sí hay algunos aspectos que podemos tener en cuenta para que nuestro uso del jabón tenga un impacto menor en el medio ambiente, y yo me puse la tarea de recopilarlos aquí, para que tú puedas empezar a aplicarlos lo antes posible. ¿Qué es el jabón? Lo primero que hay que hacer es aclarar qué es el jabón. Según Wikipedia, el jabón es un producto de la reacción química (saponificación) entre un álcali (normalmente hidróxido de sodio o de potasio) y un ácido graso; ese último puede ser de origen animal o vegetal. Hasta ahí todo muy sencillo... el asunto es que no todo lo que venden como jabón es realmente jabón. Ajá, así como lo lees: esas barras fragantes y coloridas que encuentras en los supermercados no están fabricadas a partir de esta reacción química que recién describí, sino a partir de detergentes (con endurecedores químicos, agentes espumantes y fragancias artificiales) que por lo general son a base de petróleo... pero vienen con una "capa" de marketing que las hace súper atractivas. La verdad es que no sé cuál sea la regulación en Colombia, España, Chile, México u otros países... pero sí se que en EEUU la palabra "jabón" está regulada por ley, y una etiqueta sólo puede decir "jabón" si se trata realmente de eso: del producto de esa reacción química; si no es así, debe decir otra cosa, como "barra limpiadora" (o hasta tonterías como "barra de belleza"). Entonces, de aquí en adelante en esta entrada, quede claro que cuando hablo de jabón hablo de la barra que resulta de la saponificación de un álcali y un ácido graso, y cuando hablo de barra de limpieza me refiero a las barras detergentes comerciales, tipo Dove, Lux, Protex, etc. El jabón también puede ser líquido —como ya veremos en la receta más adelante— y también hay detergentes líquidos (los típicos que encuentras en los supermercados, sea para la ropa, el cuerpo, las manos, la cara, etc.). ¿Puede ser sostenible un jabón? Ahora hay que pasar a una pregunta más peluda. Sólo definir qué es "sostenible" nos podría tomar una entrada completa (de hecho hay libros dedicados por completo a eso), así que voy a hacer dos cosas: Primero, aclarar que un jabón no es sostenible por sí mismo, porque no es sólo el producto lo que tiene impacto, sino la obtención de su materia prima, su fabricación, su empaquetado, su transporte y su uso. Es decir, cuando nos preguntamos si un producto es "sostenible" realmente debemos mirar detenidamente todas y cada una de esas fases que mencioné (todo su "ciclo de vida"). Por poner un ejemplo claro: ¿la bolsa reutilizable de tela es sostenible? NO, lo que es sostenible no es la bolsa, sino el uso que le damos... puede haber alguien que cada vez que vaya al mercado compre una bolsa de tela que después tira a la basura (suena raro, pero cosas más extrañas se han visto en este planeta). O puede haber una bolsa de tela fabricada por niños explotados y con procesos híper-tóxicos, que encima sea de mala calidad y deba ser reemplazada con frecuencia. En fin, ya te había dicho antes que las preguntas difíciles no suelen tener respuestas fáciles... pero con esto creo que te haces una idea. Segundo, cambiar "sostenible" por "preferible ambientalmente". Esto con el fin de ahorrarnos eternas discusiones en torno al término y a su aplicación en este caso particular, y con el interés de dejar claro que un jabón, sin importar cuán artesanal sea, no es ni va a ser "amigable con el medio ambiente". Sé que es una afirmación fuerte —y medio deprimente— pero hay que decirle a las cosas por su nombre; si bien podemos buscar maneras de que el uso del jabón tenga un impacto relativamente menor, es importante que entendamos que el jabón no le hace bien al planeta, y que incluso los jabones menos dañinos son fuentes de contaminación. ¿Cuál es preferible ambientalmente? Vamos al grano. El limpiador preferible ambientalmente eeessss (redoble de tambores)... ¡el jabón en barra! Ojo: J-A-B-Ó-N, no "limpiador en barra", ni "barra de belleza". Te voy a explicar por qué: Jabón: preferible ambientalmente

1. La producción de limpiador líquido requiere mucha más energía.

Un estudio realizado por Koehler, A. & C. Wildbolz. encontró que se necesitan 5 veces más recursos para la producción de materia prima y 20 veces más para empacar y embalar limpiadores líquidos con respecto a lo que se requiere para producir jabón en barra. El mismo estudio encontró, además, que los jabones en barra tienen un impacto ambiental menor en varias categorías muy importantes: huella de carbono, ecotoxicidadpotencial de agotamiento del ozono y potencial de eutrofización.

2. Los limpiadores líquidos tienen empaques rimbombantes.

Son fabricados en plástico (que es derivado del petróleo) y, si bien se podrían reciclar, tienen un impacto ambiental enorme. Los jabones en barra suelen estar empacados en papel, o muchas veces incluso se consiguen sin empaque (la versión ideal).

3. Los limpiadores líquidos contienen mucha, mucha agua.

Eso hace que requieran empaques más grandes, que sean más voluminosos y pesados, y por lo tanto mucho más difíciles de transportar. Por lo general no pensamos en esto, pero para que el limpiador llegue al supermercado tuvo que haber viajado al menos unos cuántos kilómetros en camión (muchas veces, aunque parezca ridículo, hasta en avión)... y cuanto más grande y pesado sea el empaque, mucho más transporte va a requerir, y así muchos más recursos y energía. Entonces la huella de carbono por transporte suele ser, también, muchísimo mayor.

4. Los jabones en barra nos facilitan un uso más eficiente.

Nos frotamos las manos un par de veces y ya está... no necesitamos más. En cambio, con los dispensadores para limpiador líquido (que suelen ser exageradamente "generosos"), resultamos usando mucho más de lo que necesitamos. Se calcula que usamos hasta 7 veces más limpiador líquido que jabón en barra para la misma tarea, ya sea por el mal diseño de los dispensadores o por nuestros propios malos hábitos.

5. Los jabones en barra suelen tener ingredientes más "amigables".

Ya lo revisamos antes: un jabón en barra puede requerir sólo un álcali y un aceite (como mi champú "el conejo feliz"), mientras que un limpiador líquido está fabricado con detergentes a base de petróleo, tensoactivos, parabenos, ftalatos, y otro montón de cosas impronunciables, contaminantes y de cuestionables efectos en la salud. Es mucho más fácil tener control de lo que ponemos en nuestra piel cuando usamos jabones en barra (idealmente artesanales) que cuando compramos limpiadores líquidos (emm, ¿detergentes?) comerciales. 3 cosas a tener en cuenta Ya hablamos más arriba sobre las respuestas difíciles a las preguntas difíciles, y sobre cómo un jabón no es sostenible por sí mismo, sino que hay que considerar otro montón de cosas. Para hacer la tarea un poco más sencilla, te dejo estas tres recomendaciones:

1. Al comprar jabón en barra, asegúrate de que sus ingredientes también sean "preferibles ambientalmente".

Para empezar, evita a toda costa los jabones fabricados a partir de aceite de palma. Para enterarte un poco mejor del por qué, te recomiendo el artículo de Carro de Combate, "Aceite de palma, un peligroso desconocido". Compra jabones que sean fabricados con aceites de origen vegetal (no hay ninguna necesidad de explotar a los animales para tomar una ducha, ¿o sí?), y mejor aún si son aceites de producción local; por ejemplo, si estás en España es posible que te convenga más un jabón a base de aceite de oliva, y si estás en Colombia puede que tenga más sentido uno a base de aceite de coco. Eso no significa que no debas usar ningún otro, sino que vale la pena que tengas en cuenta los kilómetros que tuvo que recorrer la materia prima para llegar hasta ti. Ideal si también evitas las fragancias, y cualquier otro aditivo innecesario.

2. Compra jabones con empaques biodegradables. O aún mejor: sin empaques.

Busca jabones que tengan empaques de cartón o papel, que no tengan varias capas (por ejemplo: una bolsa de plástico dentro de una caja de cartón) o, lo mejor de lo mejor, consigue uno que venga sin empaques. Mucha gente piensa que eso no es higiénico, pero un estudio publicado en 1988 concluyó que los jabones no transfieren bacterias. Además, si te pone nerviosa/o el mugre que pueda traer el jabón, es cuestión de que lo frotes con agua un par de veces y toda la capa externa se habrá ido, dejándote con un jabón que sólo has tocado tú. Magia.

3. No olvides lo más importante.

Ya lo conversamos antes: parte de lo "sostenible" que pueda ser un jabón está en la manera en que lo usamos, así que dale un uso cuidadoso y consciente. No hay que lavar tanto ni con tanta frecuencia, y no todo en la vida necesita jabón (aunque los anuncios publicitarios te digan lo contrario). Te invito a que revises las 5 recetas sencillas para limpiar el hogar que nos comparte Green Sandra en la última edición de Eco Eco Magazine. Y por último, que recuerdes que el jabón que es realmente amigable con el planeta es el "menos jabón". La recetaUf, por fin. Juro que cada vez que empiezo una nueva publicación me propongo a hacerla más corta, y cuando menos pienso voy por encima de las 1.500 palabras. Parece que no lo puedo evitar... ¡es que estos temas dan para tanto! Para cerrar, pasemos a la receta. Sí, la opción preferible ambientalmente es el jabón en barra, pero para algunos fines es más cómodo tener jabón líquido (NO limpiador líquido, que ya vimos que es otra cosa distinta)... así que con estos sencillos pasos vas a aprender a convertir la barra en el líquido, como por arte de magia. IMPORTANTÍSIMO: tiene que ser jabón, si lo haces con una barra limpiadora te va a quedar una gelatina sin forma que no limpia para nada (que ya lo probé yo).

Ingredientes:

  • Una barra de jabón
  • Agua
  • Algún aceite esencial (si quieres, pero no hace falta)

Materiales:

  • Un rallador
  • Una taza
  • Una olla grande
  • Una cuchara

Instrucciones:

1. Ralla toda la barra de jabón. Receta jabón líquido 1 2. Pon toda la ralladura en la taza, para medir cuánto quedó (apiña la ralladura para que no te "engañe" la cantidad de aire). 3. Pon la ralladura en al olla, y añade 3 veces la cantidad de agua. Es decir: si obtuviste una taza de ralladura de jabón, añade 3 tazas de agua. Deja que se derrita, esto puede pasar de un día para otro, o tomar un poco más de tiempo. Receta jabón líquido 2 4. Aquí tienes dos opciones: lo puedes dejar así, tal como quedó, o lo puedes cocinar un ratito. Lo de cocinar parece que influye en que la mezcla no se separe, pero no estoy 100% segura. Lo he hecho de las dos formas, y de las dos formas ha funcionado. Cuando ya no esté caliente, añade algunas gotas de aceite esencial (si quieres), y mezcla bien. 5. ¡Listo! Envásalo, y úsalo r-e-s-p-o-n-s-a-b-l-e-m-e-n-t-e. Receta jabón líquido 3 [white_box] Nota: he probado varias veces, y la consistencia siempre varía un poco. Por eso prefiero hacerlo con menos agua, pues si queda muy espeso siempre se puede añadir más agua al final. A mí me gusta que quede más bien aguado, porque limpia igual de bien y rinde muchísimo más, pero la receta, así como está, debería dar como resultado un líquido viscoso, muy similar a los detergentes comerciales. El resultado no es exactamente igual a un jabón líquido (como el jabón de castilla líquido, por ejemplo) porque se requieren procesos químicos ligeramente diferentes. Pero queda parecido y funciona muy bien. [/white_box] raya Ya. Fin. ¿Qué piensas de las cosas que te conté aquí? ¿Qué piensas de nuestra obsesión con la asepsia? ¿Cuál jabón usas? ¿Vas a probar a hacer el jabón líquido? ¡Cuéntamelo en los comentarios!  
Viewing all 100 articles
Browse latest View live